Diciembre 4 / 21
ROMA, Italia.- “Lo que más me impresionó cuando capturamos a Riina fue su terror a morir. No entendía que éramos carabineros (agentes de seguridad del Estado italiano) y que lo estábamos arrestando”, recuerda Sergio De Caprio, mejor conocido como “el Capitán Último”. Prosigue: “Tenía dibujado el terror en la mirada y comenzó a decir que le faltaba el aire y no podía respirar. De cierta manera me decepcionó la mezquindad del personaje”.
A sus 60 años, De Caprio es un personaje de leyenda de la lucha antimafia en su país -y más allá- por haber sido quien persiguió y logró “cazar” al más famoso y sanguinario criminal italiano de los últimos años tras una operación militar digna de película. Fue él quien la mañana del 15 de enero de 1993 le colocó personalmente las esposas a Salvatore “Totó” Riina -el jefe de la Cosa Nostra-, y lo obligó incluso a extenderse en el suelo con la cara hacia abajo, una humillación que hasta la fecha no le perdonan al militar los líderes históricos de esa organización criminal.
Esa es la razón -la permanente amenaza de muerte- por la que el Capitán Último vive desde hace casi 30 años bajo protección especial del Estado y jamás muestra su rostro ante los medios de comunicación o en eventos públicos. Y no es la excepción durante la entrevista con Underground, que se llevó a cabo en las instalaciones de la casa para menores abandonados que él fundó en la periferia de Roma y que se llama Voluntarios Capitán Último.
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