El desafiante boom de las drogas afganas

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En Afganistán ha surgido una gran industria de metanfetamina que podría llegar a rivalizar con el enorme comercio de opio que ya existe en el país. Pero también con los cárteles mexicanos, cuya habilidad en las técnicas de producción de ese estimulante ilícito es de conocimiento internacional. Y es que la metanfetamina afgana que se trafica al sur y este de África a través de Pakistán es comparable en calidad a la “mexicana” que se fabrica en Nigeria, señala un reciente informe de la Iniciativa Mundial contra la Delincuencia Organizada Transnacional. Con autorización de TRT World, el canal público turco de noticias en inglés, Underground reproduce en español un reportaje que publicó este medio el 28 de abril último.

ESTAMBUL, Turquía.- A principios de abril, un buque de la marina francesa incautó un cargamento combinado de metanfetamina y heroína en el Mar Arábigo. Era el segundo incidente de este tipo en menos de un mes y apuntaba a una nueva y alarmante evolución del comercio mundial de drogas.

Durante muchos años se ha traficado con heroína desde el sur de Asia a lo largo de la llamada “Ruta del Sur”, una de las principales autopistas de contrabando del mundo que transporta la droga de Afganistán a Pakistán y luego a África a través del océano Índico.

Pero en 2019 algo cambió: las fuerzas navales comenzaron a interceptar grandes cantidades de metanfetamina enviadas junto con heroína en el mismo cargamento. En octubre de 2020 se produjo la mayor incautación de metanfetamina de la que se tiene constancia.

Afganistán es conocido desde hace tiempo como un país productor de opio -90 por ciento del suministro mundial de heroína procede de allí-, pero no por ser una fuente de metanfetamina, un estimulante peligroso y altamente adictivo que se produce sobre todo en México y el sudeste asiático.

Ahora, gracias a una nueva investigación, queda claro que en los últimos años ha surgido una gran industria de metanfetamina en Afganistán que podría llegar a rivalizar con el enorme comercio de opio del país.

Todo ello en un momento en el que se espera que las fuerzas internacionales se retiren en septiembre entrante, lo que podría derrumbar al asediado gobierno afgano y facilitar aún más las operaciones de los narcotraficantes.

Estados Unidos y sus aliados han invertido miles de millones de dólares en la lucha contra el narcotráfico en Afganistán, pero la economía de la droga es ahora mucho mayor que al principio de la guerra, hace dos décadas.

Un organismo de control del gobierno estadunidense informó en 2018 que los esfuerzos antidroga en Afganistán habían “fracasado ampliamente”. La superficie de cultivo de adormidera se multiplicó por más de cuatro entre 2001 y 2018. La producción de metanfetamina -que hasta ahora no se conocía en el país- añade otra dimensión a la espiral de la crisis de las drogas en Afganistán.

Irán solía ser la principal fuente de metanfetamina en la región, pero la presión gubernamental y una regulación más estricta de los precursores dieron lugar a un desplazamiento a Afganistán. Las sanciones de Estados Unidos también provocaron el colapso de la moneda iraní, lo que encareció la importación de productos químicos.

Los “cocineros” de metanfetamina que habían producido la droga en Irán, se trasladaron de vuelta a casa, llevando sus habilidades con ellos. Los precios del opio cayeron en 2018, en parte debido a la sobreproducción. Muchos afganos tuvieron que encontrar una fuente de ingresos alternativa.

Un momento clave llegó con el descubrimiento de que la efedrina, un precursor de la metanfetamina, podía extraerse de la planta de efedra, que crece en las tierras altas centrales de Afganistán. Esto hizo que la producción de metanfetamina fuera más barata de lo que sería utilizando materiales importados.

La metanfetamina suele clasificarse como una droga “sintética” elaborada con productos químicos, como la efedrina, que puede extraerse de medicamentos de venta libre. Pero la metanfetamina afgana basada en la efedra es “semisintética”, porque su precursor procede de una planta.

David Mansfield, un investigador independiente sobre economías ilícitas que descubrió por primera vez el uso de la efedra con sus colegas en 2018, dijo a TRT World que “es mucho más barato conseguir plantas de las montañas que importar jarabe para la tos (que contiene efedrina) de Irán y Pakistán”.

Los “cocineros” de metanfetamina afganos informaron a Mansfield y a su equipo que inicialmente habían recurrido a los medicamentos de Pakistán como fuente de material precursor, pero que eran demasiado caros y que “redujeron a la mitad los costes de producción” utilizando efedra.

El precio al mayoreo de la metanfetamina en Afganistán era de unos 237 euros (286 dólares) por kilogramo el año pasado, en comparación con los dos mil 537 euros (tres mil 62 dólares) por kilogramo registrados en Myanmar (Birmania) en 2019. Los precios son tan bajos que podrían incluso perjudicar a la industria, según Mansfield.

El aumento de la producción de metanfetamina afgana se puso de manifiesto en 2019, cuando Estados Unidos desmanteló 68 laboratorios de esta droga y, al parecer, se abstuvo de atacar otros 32 laboratorios sospechosos debido al riesgo de causar víctimas civiles si procedía.

Hace varios meses, la inteligencia estadounidense habría descubierto “docenas” de laboratorios de metanfetamina “que producen drogas con un valor en las calles de Occidente por más de mil millones de dólares”.

Mansfield y su equipo llevaron a cabo un trabajo de campo en los distritos de Bakwa y Khash Rud, donde, utilizando informantes e imágenes por satélite, localizaron 329 presuntos laboratorios de efedrina. Sus hallazgos se documentaron en un informe del año pasado para el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (OEDT).

Actualmente está concluyendo una investigación adicional en Khash Rud, en donde se han identificado hasta ahora 119 posibles instalaciones. Sus conclusiones se publicarán en verano. “Tenemos conocimiento de la existencia de laboratorios en otras zonas, pero no hemos tenido la oportunidad de investigar más a fondo”, dijo Mansfield.

Los talibanes obtienen importantes ingresos de la efedra y la metanfetamina, pero en el pasado se han exagerado los ingresos procedentes de la droga -el grupo gana mucho más con los impuestos sobre el combustible y las mercancías en tránsito-, según Mansfield.

El portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, negó que el grupo estuviera cobrando impuestos por la metanfetamina y sus ingredientes, afirmando que “no tenemos ninguna relación con los cultivos de drogas realizados por la población civil, no los fiscalizamos y no podemos tomar medidas contra ellos porque nos encontramos en estado de guerra.”

La internacionalización

A medida que aumentan las pruebas de que se produce metanfetamina en Afganistán, el tema recibe una atención creciente por parte de la comunidad internacional. Se mencionó repetidamente en un acto paralelo sobre drogas sintéticas en la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas en abril pasado. Martin Raithelhuber, experto en drogas sintéticas ilícitas de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), declaró a TRT World que “nos preocupa que se trate de una nueva tendencia y de un problema adicional al que tiene que enfrentarse Afganistán”.

“La metanfetamina ha estado en auge en todo el mundo”, dijo Vanda Felbab-Brown, directora de la Iniciativa sobre Actores Armados No Estatales de la Brookings Institution. “El hecho de que se haya trasladado a Afganistán es, en cierto modo, muy coherente con las tendencias mundiales”.

El uso de la efedra para producir metanfetamina es “muy significativo”, dijo Felbab-Brown a TRT World, pero viene con posibles inconvenientes. La planta sólo puede cultivarse en determinadas épocas del año y en lugares específicos, y es vulnerable a las condiciones climáticas.

Una ventaja de la metanfetamina puramente sintética es “que no es necesario controlar grandes territorios” para cosechar las plantas, dijo. “Todo lo que se necesita es el sótano de una casa”. La fabricación en laboratorio también requiere menos mano de obra que la producción basada en la efedra.

Planta de efedra. Foto: Creative Commons.

El aumento de la metanfetamina afgana parece estar alimentando una crisis de abuso de sustancias domésticas. Y hay indicios de que la droga se está traficando en el extranjero. La evolución de las incautaciones de metanfetamina en los países vecinos apunta a Afganistán, según Martin Raithelhuber.

El tráfico hacia Irán está aumentando, según un nuevo informe del OEDT. Entre marzo y noviembre de 2020, Irán incautó diez toneladas de metanfetamina, nueve de las cuales parecían proceder de Afganistán.

Desde Irán, la metanfetamina podría trasladarse a través de la porosa frontera septentrional con Irak o a lo largo de las rutas establecidas de tráfico de opiáceos hacia Turquía y hacia Europa. Las incautaciones en Turquía aumentaron significativamente en 2019-20, según la ONUDD.

Pakistán es otro destino. Al parecer, el país tiene un mercado de consumo grande y creciente para la droga, según artículos de los medios de comunicación paquistaníes y fuentes de los centros de tratamiento de drogas.

“Hay un uso enorme y desenfrenado de ‘ice’ – metanfetamina de cristal – en este momento”, dijo Syed Farhan Shakeel, jefe de asuntos corporativos y secretario general del consejo de administración del Alleviate Addiction Suffering (AAS) Trust, una institución con sede en Karachi.

En Peshawar, cerca de la frontera afgana, hay una “gran, gran crisis” de consumo de metanfetamina, según Parveen Azam Khan, fundador y presidente de la Fundación Dost, un centro de tratamiento local. “Se ha producido una verdadera epidemia entre las generaciones más jóvenes”, dijo el doctor Khan.

Ni la Fuerza Antidroga de Pakistán ni su Ministerio del Interior confirmaron o negaron que se estuvieran traficando grandes cantidades de metanfetamina desde Afganistán. El gobierno afgano no respondió a la solicitud de comentarios de TRT World.

Un funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos dijo que “seguimos apoyando los esfuerzos del gobierno afgano para contrarrestar el comercio ilegal de drogas, incluyendo la lucha contra el tráfico de metanfetamina”, señalando que las unidades especializadas incautaron 646 kilogramos de metanfetamina en 2020.

La producción de metanfetamina afgana probablemente supera lo que se puede consumir en Pakistán e Irán, lo que sugiere que se trafica en otros lugares. “No tiene mucho sentido que los productores de drogas afganos construyan esta capacidad para producir metanfetamina si no hay mercado”, dijo Mansfield a TRT World.

Y, de hecho, hay indicios de que la metanfetamina afgana está penetrando en mercados más lejanos. Las incautaciones de esta droga en Indonesia y Sri Lanka se remiten a Afganistán. El muestreo químico de metanfetamina incautada en Australia reveló que la droga se había elaborado a partir de una planta, probablemente efedra afgana.

Una nueva investigación de la Iniciativa Mundial contra la Delincuencia Organizada Transnacional (GITOC) muestra también que la metanfetamina afgana ha empezado a circular por rutas establecidas de tráfico de opiáceos hacia África, donde llega a Mozambique o Tanzania y transita por tierra hasta Sudáfrica.

Sudáfrica es conocida desde hace tiempo como un mercado de metanfetamina. Pero su producción nacional disminuyó a mediados de la década de 2010 y la metanfetamina procedía en cambio de África Occidental, especialmente de Nigeria, donde la droga se producía con el apoyo técnico de uno de los cárteles mexicanos.

Pero el GITOC ha revelado una nueva cadena de suministro con origen en el sur de Asia. “La metanfetamina producida en Afganistán se está introduciendo de contrabando a través de Pakistán y mediante las rutas tradicionales de tráfico marítimo de heroína hacia el este y el sur de África”, afirma su informe.

Múltiples informantes confirmaron la entrada de potente metanfetamina afgana, comparable en calidad a la “metanfetamina mexicana” fabricada en Nigeria. Los análisis químicos aportaron más pruebas de que la droga procedía de Afganistán.

La pandemia no ha provocado un trastorno a largo plazo en el comercio de estupefacientes afgano. El patrón de las incautaciones de metanfetamina muestra que “la fabricación de la droga en Afganistán ha continuado”, según la ONUDD.

En África, “las cadenas de suministro de metanfetamina han experimentado pocas interrupciones durante la pandemia de COVID-19”, según el informe del GITOC. “Como ha demostrado esta investigación, los precios han disminuido a lo largo de 2020”.

El comercio de heroína también ha sobrevivido al coronavirus. Deborah Lyons, jefa de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA), informó recientemente al Consejo de Seguridad de que el cultivo de adormidera había aumentado en 2020 “en más de un tercio”.

La retirada de Estados Unidos de Afganistán podría provocar un nuevo aumento de la producción y el tráfico de drogas. Incluso si las conversaciones de paz dan lugar a un nuevo gobierno capaz de tomar medidas contra el narcotráfico, será difícil conseguir resultados duraderos.

Muchos afganos dependen de los estupefacientes para su subsistencia y probablemente sufrirían si se impusiera una prohibición. En 2000-2001, los talibanes prohibieron el cultivo de adormidera, lo que desencadenó una crisis humanitaria.

Aunque la guerra de Estados Unidos puede estar terminando, el tráfico de drogas en Afganistán llegó para quedarse.

El texto original -cuyo título es After decades of war, Afghanistan’s drug trade booms like never before– puede ser consultado aquí.

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