Uno de los principales valores de exportación de México es su cultura. Piensen en nuestra música, nuestros textiles, nuestras artesanías, nuestras tradiciones, nuestro cine, no se diga nuestra gastronomía…
Esta vez, sin embargo, les quiero hablar de otro género de embajadores de nuestra más rica cultura: los muralistas o artistas urbanos o street artist, como prefieran llamarlos.
Sus obras, muchas de ellas monumentales en fachadas y muros de grandes edificios, son un vivo símbolo en el extranjero de nuestra multicolorida y mágica riqueza creativa.
En México hay un montón de estos talentosos artistas, la mayoría jóvenes en búsqueda de libertad expresiva y desarrollo artístico. Algunos de ellos, en una época, se aventuraron a salir de México y comenzaron a llegar a Europa. Solos, sin mucha o ninguna estructura u organización detrás y con la única motivación de descubrir, ¿qué?: lo que fuera.
Eso fue hace unos 10 años, cuando, no sé por qué, hubo un auge en Europa por el street art en general y por el mexicano en particular. En aquel tiempo, por influencia de mi amigo Israel Aldana, fundador de nuestro proyecto Underground Periodismo, acepté coordinar en Bruselas un par de visitas de artistas urbanos (dos mexicanos -Himed y Reyben- y una colombiana -Gleo-). Desde entonces apoyo como puedo a aquellos que vienen por acá a probar suerte o reforzar su presencia internacional.
Platico todo lo anterior para describir un poco el contexto en el que conocí aquí en Bélgica a dos maestros del llamado neomuralismo mexicano: Antonio Triada, “Cix”, e Israel Guerra, “Spaik”.
