BRUSELAS, Bélgica.- Hace poco una paisana que conocía falleció en Londres. Era una profesionista relativamente joven, muy activa y sociable. Su muerte ocurrió de manera inesperada y en cuestión de horas. Ella tenía ya algunos años trabajando en la capital británica y antes había radicado en otras ciudades europeas, entre ellas Bruselas, donde coincidimos en reuniones y fiestas entre amigos mexicanos en común.
Uno de ellos, con quien hablé, lamentaba que las amistades que nuestra compatriota cultivó en Europa no pudieran estar presentes en su entierro en la Ciudad de México para decirle adiós. Y es que muchos de quienes entablaron una amistad con ella no están en México sino en Alemania, Bélgica o Reino Unido, países en los que transcurrió su vida adulta. “Así pasa cuando eres migrante, y un día nos tocará a nosotros“, me dijo resignado este amigo suyo de Bruselas.
Lo anterior me llevó a una reflexión que puede sonar dramática -y más si eres todavía joven y saludable-, pero que muchos migrantes nos tenemos que plantear sí o sí en algún momento de nuestras vidas: ¿Qué pasará conmigo cuando parta de este mundo? ¿Dónde me quisiera morir? ¿Dónde me enterrarán o terminarán mis cenizas? Claro, esas preguntas tienen tantas respuestas como historias personales.
Puede ser que lleves viviendo décadas en Europa, que por razones distintas ya estés anclado o anclada aquí y no te veas pasar tus últimos años en México(suponiendo que estás en capacidad de planear esa etapa final).
Algunos de nosotros hemos decidido quedarnos en Europa como una consecuencia, entre muchas otras, de haber fundado una familia. Ese factor también determina nuestras últimas voluntades: ¿queremos que nuestros restos reposen lejos de nuestros hijos en México? ¿Y si nos sobrevive nuestra pareja europea? ¿Y si todavía tenemos a nuestros padres y hermanos en el país que nos vio nacer? Y así mil dilemas que surgen seguramente dependiendo de la situación de cada quien… uf, es complicado.
Pero no se angustien. Como dice un refrán que no sé a quien atribuir, “existe algo tan inevitable como la muerte: la vida”. Y como en este espacio se trata también de dar información útil, ahí les van algunas estadísticas interesantes que investigué y que pueden dar pie a varias lecturas que les toca a ustedes hacer.
¿Saben cuántas personas de nacionalidad mexicana fueron repatriadas a México tras su fallecimiento en Europa?

