Babo: el documental que obliga a Alemania a enfrentarse a la raza, la clase social y el precio de la fama

Haftbefehl hablando en el documental de Netflix.

Por Markus Gottschling y Nina Kalwa*


En el nuevo documental titulado Babo, los espectadores ven cómo el talentoso pero controvertido rapero alemán Haftbefehl casi se destruye a sí mismo con la cocaína. El documental, que narra tanto su enorme éxito como sus crisis personales, se ha convertido en la película más vista en Netflix Alemania, lo que da una idea de lo que se habla en el país.

Haftbefehl (que literalmente significa “orden de arresto”) es uno de los raperos más famosos de Alemania. Es conocido por sus letras brutales y que glorifican las drogas. Nacido como Aykut Anhan, el «Babo» del título del documental, es una figura fundamental en el rap en lengua alemana. Babo, argot de “jefe” o “líder”, es el apodo que Haftbefehl se ha autoproclamado desde su canción revelación Chabos Wissen Wer Der Babo Ist (Los chabos saben quién es el Babo; “chabos” es la palabra romaní para referirse a los chicos). (Romaní es el idioma del pueblo gitano: Nota de la redacción).

Algunos lo consideran un artista dotado, cuyo dominio del lenguaje ha marcado a toda una generación en Alemania, o un modelo a seguir, especialmente entre las personas de origen inmigrante. Algunos representantes estudiantiles incluso han pedido que las letras de Haftbefehl se incorporen a las clases escolares.

Otros lo ven como un misógino y antisemita debido a algunas de sus letras. Pero tanto admiradores como críticos están participando ahora en un debate público más amplio e inesperadamente fructífero. Desde las páginas culturales de los principales periódicos hasta las charlas de oficina y TikTok, de repente la gente está hablando del racismo sistémico, el declive provocado por las drogas y lo que se considera arte. Como lingüistas y retóricos interesados en investigar los puntos en común, este debate ha llamado nuestra atención.

Haftbefehl, el orador

En sus álbumes, Haftbefehl rapea sobre su infancia como traficante de drogas en los barrios marginales de Offenbach, una ciudad cercana a Fráncfort del Meno; sobre su propio consumo de drogas y sobre su meteórico ascenso al estrellato del rap. A primera vista, sus letras siguen la fórmula del rap callejero, repletas de clichés típicos del hip-hop, pero hay mucho más en la obra de Haftbefehl.

Su estilo se caracteriza por la forma en que alterna entre idiomas y registros, amplificando la fuerza de lo que dice: “Das ist kein Deutsch, was ich mache, ist Kanakiş” (“Lo que hago no es alemán, es Kanakiş“, Kanakiş es su estilo característico de jerga). Según sugieren las investigaciones, estas variedades juveniles multiétnicas de la lengua alemana ya no deben considerarse un signo de falta de integración, sino más bien un dialecto dinámico.

Al entrelazar expresiones turcas, kurdas y árabes en letras alemanas, llega tanto a los oyentes de la calle como a los adolescentes de clase media en sus habitaciones. No es de extrañar, pues, que Babo ya haya sido declarada la palabra juvenil oficial del año 2013 en Alemania.

Haftbefehl es lo que la teoría retórica llamaría un orador. En el documental, vemos a un orador cuyo poder reside en entrelazar contenido, carácter y fuerza emocional en una historia persuasiva.

Su mensaje no puede separarse de su imagen. La emoción de sus palabras y su música crea una especie de persuasión que se siente vivida: la mezcla de rasgos duros y vulnerables se percibe como auténtica. Haftbefehl es considerado el “Babo” porque sus letras, su sonido y su personalidad van más allá de lo que esperan los oyentes, ofreciéndoles una intensa honestidad y un uso creativo del lenguaje y la música.

Haftbefehl y su esposa Nina en el documental. Imagen de Netflix.

Sin embargo, el documental muestra cada vez más su grave adicción a la cocaína. Escuchamos el jadeo y la respiración entrecortada y nos enteramos de cómo, tras una sobredosis y mientras aún se encontraba en cuidados intensivos, se arrancó los tubos y salió corriendo para volver a consumir. También conocemos a otros artistas, representantes y asistentes que hablan tanto de su genio lírico como de sus excesos. Anhan es retratado como una “fuerza de la naturaleza” que no se puede contener.

El motivo por el que se desnuda tan completamente, presentándose como un yonqui con impulsos suicidas, como un mal padre y como el tipo de pareja que nadie desearía, lo explica el propio Anhan al principio del documental: “¿Sabes por qué estoy aquí? Por si alguna vez me pasa algo, para que mi historia se cuente correctamente. Desde mi perspectiva”.

Todo ello culmina en un discurso específicamente alemán, moldeado por la historia de Haftbefehl. Nadie cuestiona si su historia se ha contado “correctamente”. Pero en el espejo narrativo del documental vemos resurgir una figura problemática: el genio romántico, oscilando entre la genialidad y la locura.

Una escena muestra al rapero como un artista sensible bajo la coraza de su estrellato. Haftbefehl reproduce en su teléfono inteligente una canción del cantante folk alemán Reinhard Mey para el equipo de producción, visiblemente emocionado.

La canción, escrita hace más de medio siglo, parece totalmente fuera de lugar dentro del estilo duro del rapero y, sin embargo, él, y con él el público, reconocen inmediatamente los paralelismos con la fragilidad de su propia vida.

Haftbefehl de niño. Imagen de Netflix.

Al final, el documental no nos muestra tanto quién es Haftbefehl sino que nos da un pretexto para hablar de él. Esto hace que su historia se perciba como una advertencia y un auxilio a la vez. Nos enteramos de que tanto Anhan, la persona, como “Haftbefehl”, el personaje, se ven obligados a buscar ayuda cuando el hermano menor de Anhan lo engaña para que ingrese en una clínica de rehabilitación cerrada en Turquía.

Y cuando finalmente lo vemos al final, con sobrepeso, la nariz aplastada por el consumo de cocaína y un tic nervioso en la pierna, nos cuenta cómo le va: “Estoy bien, hermano. Estuve en terapia”. En ese momento, el documental nos da un poco de esperanza de que su futuro pueda mejorar.

Sin embargo, los problemas más profundos que se esconden detrás de la historia de Haftbefehl solo salen a la luz cuando la gente empieza a discutir lo que el documental omite: la ausencia de su madre o cómo el racismo y las diferencias de clase afectan a los hijos de los inmigrantes, precisamente el tipo de trabajo que puede realizar el discurso público y la razón por la que debemos estudiarlo.

Alemania se ha dividido entre quienes admiran a Haftbefehl y quienes no lo soportan. Y, sin embargo, al hablar de Anhan, el país se ha unido de forma extraña.

Markus Gottschling

Investigador asociado en Retórica, Universidad de Tubinga.

Nina Kalwa

Investigadora asociada en el Centro de Investigación para la Comunicación Científica de la Universidad de Tubinga.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

This work is licensed under CC BY-ND 4.0
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