Noviembre 20 / 21
BERLÍN, Alemania.- Ubicado en el oriente de la isla de Java, Sumengko fue alguna vez un abundante pueblo agrícola. Pero ahora, montones de residuos plásticos se apilan en montículos que alcanzan hasta los dos metros de altura sobre las calles y carreteras de esta pequeña aldea. Los desechos plásticos, según reporta la Agencia de Investigación Ambiental (EIA), pululan también en basureros y otros tantos se consumen quemados al aire libre, con las consecuencias funestas para la salud que ello implica para sus habitantes y el medio ambiente. A kilómetros de ahí, en la misma isla del archipiélago de Indonesia, miles de botellas de plástico flotan sobre el Citarum, considerado uno de los ríos más contaminados del mundo.
Escenas similares se repiten con frecuencia en pueblos, ciudades y zonas rurales del sudeste asiático, ya que además de tener que lidiar con sus propios desechos reciben la basura plástica de los países ricos del norte global, que lejos de tratarlos y reciclarlos en sus propios suelos los exportan en gran parte a terceros países.
Porque es así: mientras que los 38 países integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) siguen siendo responsables del 87 por ciento del total de las exportaciones de residuos plásticos en el mundo, más del 70 por ciento de esta basura es absorbida por países del sureste asiático como Malasia, Tailandia e Indonesia.
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