Agosto 14 / 21
BUENOS AIRES, Argentina.- Antes de la pandemia, el equipo del Centro de Respuestas de Incidentes (CERT) de la Universidad Nacional de La Plata -en esta capital argentina- viajaba por el mundo para asistir a competencias de hackers y demostrar que podían ser los mejores.
La cabeza del grupo es Javier Díaz, un licenciado en matemática aplicada que dirige en la universidad el Centro Superior para el Procesamiento de la Información. Acompañado por su secretaria, Díaz llegaba a las competencias con sándwiches y bebidas refrescantes para que “sus chicos” -como él les dice, porque son sus discípulos- tuvieran un descanso en el arduo trabajo de descubrir cómo funciona un sistema informático y detectar fallas o vulnerabilidades.
Guiados por un fuerte espíritu de equipo, el CERT ha logrado triunfar en reñidos concursos de la Organización de Estados Americanos (OEA). Entre ellos, este año ganó la séptima edición de los International CyberEx, que posicionó a la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) en lo más alto de la clasificación mundial en la protección de sistemas. Realizado junto con el Instituto Nacional de Ciberseguridad de España, este concurso realiza ejercicios de simulación de ataques informáticos como los del mundo real y plantea complicados desafíos técnicos que los competidores deben resolver en una sesión de ocho horas. Y entre los 80 equipos de 33 países que participaron, los “chicos” de Díaz se llevaron la palma.
Y es que en Argentina -como en pocos países latinoamericanos- el talento nacional en la industria de la ciberseguridad crece a pasos agigantados. ¿La explicación? Un conjunto de factores que van desde el fortalecimiento de comunidades de hackers al carácter autodidacta de quienes se dedican a esta -a veces incomprendida- profesión, además de las incipientes propuestas de universidades y del Estado para apoyar la formación de estos estratégicos centinelas informáticos.
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