Por: Yetlaneci Alcaraz y Marco Appel
AMBERES | BÉLGICA
La mexicana Berenice Osorio de Viana fue asesinada por su pareja el 9 de enero de 2018 en el poblado de Kasterlee, en Bélgica. Tenía 32 años.
La madrugada de ese día, ella y el padre de sus dos hijas, Tom Pattyn, se habían enredado en otra de sus acostumbradas disputas. En medio de los gritos, él caminó de pronto a la cocina, tomó un cuchillo de 20 centímetros de largo y se lo enterró en el pecho a su mujer. Las niñas, de entonces 2 y 6 años de edad, dormían en un cuarto cerrado y no vieron cómo agonizó su madre en el jardín familiar.
Aún con un halo de vida, Berenice pidió ser llevada a un hospital. Pero en lugar de llamar a una ambulancia de inmediato, Tom limpió primero el arma y vistió a su víctima antes de subirla a su auto y conducir hasta un hospital, en donde ya no pudieron hacer nada por ella.
Pattyn fue detenido ahí mismo por la policía. Más de tres años después, el 26 de marzo de 2021, la corte penal de Amberes lo sentenció a 18 años de cárcel por el asesinato con premeditación de su novia. Gracias a que los padres de Berenice intervinieron legalmente, ella reposa en la tierra donde nació y no en un cementerio de Bélgica, como pedía el asesino bajo el amparo de la ley en vista de que la mexicana tenía la nacionalidad belga como sus hijas.
María de Viana se despidió de su hija en una ceremonia íntima y decidió permanecer en Bélgica para solicitar la custodia de sus dos nietas, a quienes la justicia belga entregó a los hermanos del feminicida porque consideró que era lo mejor para ellas.
La madre de Berenice tiene hoy 59 años y vive en un departamento a unos 15 minutos de la estación central de trenes de Amberes, que después de Bruselas es la ciudad más grande de Bélgica con un millón 200 mil habitantes.
El recuerdo de Berenice está presente dentro de la vivienda, aunque de manera discreta. En el muro al que está pegada la mesa del comedor descansa un tablero con muchas fotografías de ella, y justo enfrente de la cama donde duermen las niñas hay otra selección de imágenes suyas en las que aparece sonriendo y jugando con sus hijas cuando eran bebés.
“Siempre me decía que era feliz, que ella y Tom se amaban”, recuerda su madre, quien por primera vez acepta compartir su testimonio para un trabajo periodístico.
María relata que su hija era artista y que conoció a Tom en 2010 en Puerto Vallarta, en donde vivieron juntos más o menos un año hasta que ella quedó embarazada.
La pareja viajó a Bélgica a mediados de 2011, faltando unos tres meses para que Berenice diera a luz. El hombre, dice María, había prometido que regresarían a México cuando naciera la niña y por eso su hija aceptó irse. Pero no ocurrió así.
María de Viana, madre de Berenice Osorio
“Lo que él quería -dice- era que sus hijas fueran de nacionalidad belga y luego no dejarlas salir del país. En Bélgica fácilmente pueden quitarle un hijo a una extranjera. Ellas se tienen que aguantar porque se sienten atrapadas aquí por los hijos. Berenice no quería vivir en Bélgica”.
La violencia psicológica y física contra la mexicana duró años, pero ella nunca le dijo nada a su madre, ni por mensaje ni en sus conversaciones por videoconferencia. María tampoco se enteró de la brutal golpiza que el novio le propinó en 2013. En esa ocasión los vecinos tuvieron que llamar a la policía. Cuando los agentes llegaron al domicilio encontraron a Berenice encerrada en el baño abrazando a su hija y ensangrentada del rostro. Tom fue sentenciado a 10 meses de prisión y una multa de 600 euros por agresiones agravadas en contra de la mexicana, pero la pena fue aplazada y la violencia no paró.
Ella jamás lo denunció a la policía por miedo a que él le hiciera daño. Eso le dijo a un conocido que testificó durante el juicio: le confesó que ella sentía temor de denunciar a su pareja o buscar alguna ayuda, y ni pensar en regresar a México -sin sus hijas- porque no tenía dinero para comprar el boleto.
Berenice no hablaba el neerlandés, el idioma de la región belga donde vivía. Ello dificultó que pudiera hacer amistades o una mínima vida social y favoreció, en cambio, su completo aislamiento. Además de la decisión de mudarse a Kasterlee, un pueblo de menos de 20 mil personas, a 40 minutos de Amberes.
“En lugar de acercarla a la ciudad, la alejó a los pueblos más retirados. Ahí nadie conocía a mi hija, nadie le hablaba”, explica su madre. María de Viana revela entonces que alguna vez Berenice le hizo jurar que en caso de que llegara a morir en Bélgica ella se encargaría de cuidar a sus hijas. Hoy su interpretación de ese encargo es evidente: “Ella ya tenía muchos miedos en su cabeza”.
La noticia
Berenice dejó de comunicarse con sus padres a finales de 2017. No supieron nada de ella en Navidad ni en Año Nuevo y se preocuparon.
El 12 de enero de 2018, María recibió una llamada desde un número desconocido, pero nadie respondía. Era alguien de la embajada mexicana en Bruselas que no pudo establecer contacto con ella, pero sí con su esposo, que vivía en otro domicilio.
“Le dieron la noticia a él”, recuerda. “Me llamó como a las tres de la mañana y me dijo: ‘tengo que decirte algo: Tom mató a tu hija’. Respondí con estas palabras: ‘me dejo caer en las manos de mi padre amado, porque no puedo sostenerme’. Y me quedé callada”.
La embajada mexicana en Bélgica facilitó el viaje de los padres de Berenice y los acompañó a realizar todos los trámites correspondientes, además de que la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) autorizó un presupuesto de 10 mil dólares para costear la repatriación del cuerpo y la gestión legal que evitó que la mexicana fuera incinerada, entre otras acciones de apoyo.
Pero la protección consular sólo se desplegó después de que la noticia del asesinato se publicó en muchos medios de comunicación y luego de que la comunidad mexicana en Europa -principalmnente mujeres- se movilizara en redes sociales para denunciar la falta de apoyo a la familia de Berenice.
El 20 de enero de aquel 2018, es decir, once días después del crimen, los padres de Berenice subieron a la plataforma Change.org una petición dirigida a la SRE para que los ayudara con los gastos funerarios, administrativos y de transportación a Bélgica, y acusaron que no habían recibido de la institución “ningún apoyo, comunicación o asesoría”. Revelaron también que el servicio consular les había avisado del asesinato de su hija tres días más tarde.
Cuando finalmente se arregló el traslado de su hija a México, su padre decidió regresar con ella, no así María. Recuerda aquel momento en que cada uno tomó su camino: “Me dijo que ya no teníamos nada qué hacer en Bélgica y contábamos ya con las reservaciones del vuelo de regreso. Pero no me importó y le contesté que yo me quedaba para proteger y cuidar a las niñas. Él me dijo que no podía aguantar tanto dolor por lo que le pasó a nuestra hija y que se iba con ella. Me prometió que desde México me ayudaría para salir adelante”.
Ella no estuvo presente en las exequias de Berenice en México. Por otra parte, su esposo no tardó en caer en una fuerte depresión y falleció de un infarto, todo ello provocado, asegura María, por la trágica muerte de su “tesoro”, como él llamaba con cariño a su hija.
Las niñas
Las hijas no presenciaron el asesinato de su madre, pero sí fueron testigos de las violentas y recurrentes peleas entre sus padres, contó la mayor de ellas -actualmente de 10 años- en el marco de las investigaciones.
Ambas se sienten hoy orgullosas de ser mexicanas y hablar español, ello a pesar de que conocieron a sus abuelos mexicanos tras el asesinato de su madre, que jamás pudo regresar a México porque su condición económica no se lo permitió. María hace memoria y sólo recuerda que Berenice tuvo un trabajo en un restaurante y por poco tiempo.
Conseguir la guarda de sus nietas le demandó a María un gran esfuerzo, al que un grupo de mexicanos y latinos solidarios se unió. La apoyaron con alojamiento y a las gestiones que tenía que realizar con la policía y los abogados.
A la abuela primero se le permitió convivir algunas horas con sus nietas, quienes vivieron un tiempo con el tío menor y luego, cuando él declinó la responsabilidad fueron entregadas al tío mayor. María declaró durante el juicio que éste las golpeaba y no les ponía atención porque siempre estaban sucias y llenas de piojos (Het Laatste Nieuws, 24 de marzo de 2021).
Durante sus encuentros, ella tomaba fotos de los moretones con los que llegaban sus nietas a verla y de su mala higiene y se las mostraba a las trabajadoras sociales, pero éstas insistían en que las niñas estaban bien con el tío. Finalmente fueron llevadas a otros hogares: la más pequeña de nuevo con el tío menor y la mayor con una familia belgo-guatemalteca que había hospedado a la abuela cuando llegó a Bélgica.
Mientras tanto, “Doña María” -como algunos la llaman de cariño- hizo todo lo que tenía que hacer para que las autoridades belgas le entregaran a sus nietas. Se metió a un “curso de integración al país”, se inscribió a una escuela de neerlandés, tomó una formación en el sector de la limpieza para poder emplearse y pudo así rentar el departamento en el que vive.
En esas circunstancias acordes con la ley, la niña grande se fue a vivir con su abuela mexicana a principios de 2020, justo para pasar juntas la pandemia. La pequeña -hoy de 6 años- se mudó también con ella el pasado 25 de diciembre. Las dos asisten a la misma escuela primaria, que les queda muy cerca de su casa. María las lleva y las recoge. Son una familia.
El juicio
“Tom Pattyn ha provocado un sufrimiento irreparable a las hijas y a la familia de la víctima (...) Depende de usted, señor Pattyn, trabajar en su personalidad (...) De usted dependerá que deje la prisión como una persona diferente”. Con esas palabras -dirigidas al acusado- el presidente de la corte penal de Amberes, Dirk Thys, cerró el juicio en su contra.
El mensaje de Thys, proyectando ya la reintegración social del asesino, estaba en línea con la sentencia, de 18 años de prisión, calificada por algunos medios locales de “indulgente”. Según el diario Het Laatste Nieuws del 26 de marzo de 2021, el hombre podrá a partir de principios de 2024, cuando tenga 37 años, solicitar que sea examinada una libertad condicional.
En Bélgica ese tipo de crimen puede ser castigado con cadena perpetua o al menos con 30 años de cárcel, y ese era el rango de condena que María esperaba que le aplicaran al asesino de su hija, a pesar de que su abogado y el fiscal general del Estado solicitaron al tribunal una pena de 25 años. La sentencia la dejó profundamente decepcionada.
Y es que, además, durante los seis días que duró el juicio fue posible conocer detalles sórdidos de la conducta del victimario tras apuñalar a su novia: primero limpió el cuchillo y vistió a Berenice, luego decidió no llevarla al hospital más cercano y, en el trayecto, se detuvo para comprar cigarros, según él “para no desmayarse”. En total tardó 40 valiosos minutos en llegar a las urgencias médicas, cuando ya era demasiado tarde para Berenice.
Algo que también indignó a María de Viana fue la estrategia del abogado defensor, que pintó a su hija como una mujer apasionada y caprichosa, mientras que a su agresor lo dibujó como “una pobre víctima” de una terrible infancia dentro de una familia disfuncional. Y bajo ese argumento, solicitó al tribunal que reconociera el acto criminal que causó el deceso de Berenice como un “accidente provocado” por ella, en el sentido que lo menciona el artículo 411 del código penal belga.
El asesino jamás pronunció una palabra de arrepentimiento y repetía que su acto fue “un accidente”. “Yo no hice nada”, le dijo de frente en una ocasión en la que él mismo pidió hablar con ella. María aceptó verlo porque esperaba que el hombre al menos le ofreciera una disculpa por lo que hizo.
El jurado concluyó que Pattyn sí tuvo toda la intención de matar a Berenice y que, encima, lo hizo con premeditación al haber ido a la cocina a buscar el cuchillo con el que le quitó la vida. Pero admitió que la difícil infancia del acusado sí calificaba como una atenuante de responsabilidad criminal.
María de Viana no digiere el trago amargo que le dejó el juicio: “(El abogado defensor) fabricó una gran comedia para rescatar a su cliente. Decía: ‘pobrecito, él ha sufrido, compréndanlo, es muy joven’ (...) El jurado le dió solamente 18 años de cárcel (...) Esperaba más de quienes llevaron el juicio. Si esto le hubiera pasado a sus hijos, seguro que ellos hubieran hecho hasta lo imposible para hacer justicia”.
-Como su hija, usted misma se ha convertido en una mujer migrante
Sí, migrante luchadora y con fuerza, que dejó a un lado el drama. Porque cuando entramos en el dolor y el drama, no avanzamos. Si yo hubiera entrado en eso, no hubiera logrado estar con las pequeñas. Ellas necesitan de mi fortaleza para salir adelante.
-¿Piensa quizás en el futuro regresar a México con sus nietas?
No en este momento, y yo creo que tampoco más adelante. Primero las necesito encaminar bien. Y si para eso tengo que quedarme aquí, me quedo. No voy a dejarlas a la deriva, en manos de buitres. No me interesó perder nada en México con tal de protegerlas. Y voy a seguir haciéndolo hasta que tenga una pata estirada dentro del agujero. Voy a luchar siempre para que las niñas estén felices y contentas.
Información útil
En España el Ministerio de Igualdad ofrece una página donde está toda la información relacionada a qué hacer si alguien es víctima de “violencia de género”. Las víctimas de violencia conyugal en particular pueden también encontrar ahí todos los contactos de apoyo. La página dispone de un botón de “salida rápida” para mayor seguridad:
https://violenciagenero.igualdad.gob.es/informacionUtil/recursos/telefono016/home.htm
En Francia, el ministerio del Interior ofrece en internet toda la información necesaria para actuar y proceder legalmente en caso de violencia conyugal. Aquí se pueden descargar igualmente todos los documentos que se tienen que llenar y presentar a la autoridad:
https://www.demarches.interieur.gouv.fr/particuliers/violence-conjugale
Línea permanente para las mujeres víctimas de violencia (Violence Femmes Info): 3919
En Alemania, el Hilfetelefon es la línea de ayuda gratuita que pone a disposición de la población el gobierno alemán y lo hace en varios idiomas, incluyendo el español. Cuenta con una página informativa muy completa que se puede encontrar también en nuestro idioma.
Teléfono: 08000 116016
https://www.hilfetelefon.de/es/asesoria-para-mujeres.html
Las agresiones físicas pero también las psicológicas se pueden denunciar ante la Policía al número 110
En Bélgica existen varios organismos de apoyo contra la violencia conyugal.
Por ejemplo, el Centre de Prévention des Violences Conjugales et Familiales ofrece varios servicios, entre ellos: línea de escucha telefónica, refugio, ayuda administrativa y social.
Teléfono: 02.539 27 44
[email protected]
[email protected]
www.cpvcf.org
Collectif contre les violences familiales (Lieja)
(Colectivo contra las violencias familiares)
Teléfono: 04.223 45 67
[email protected]
www.cvfe.be
Collectif des femmes
(Colectivo de mujeres)
010.47 47 69 (posibilidad en español)
[email protected]
Línea de escucha de la región valona (francófona): 0800 30 030
Línea de escucha de la región flamenca (neerlandesa): 1712
Para una situación que requiere una intervención de la policía: 101
Para una emergencia médica: 112
Para una lista de contactos más detallada en la región valona (francófona), Amnistía Internacional Bélgica ofrece la siguiente:
UNIÓN EUROPEA
Womens Against Violence Europe (WAVE) ofrece en línea una lista de contactos de ayuda para mujeres de 46 países europeos, incluso a nivel regional:
https://wave-network.org/find-help/
De acuerdo con el Violentómetro, elaborado por el Instituto Politécnico Nacional, puedes ser víctima de una relación violenta, en un primer grado, si tu pareja:
El siguiente grado de violencia en donde tienes que comenzar actuar es cuando tu pareja:
El siguiente grado es cuando tienes que salir definitivamente de esa relación y pedir ayuda profesional. Y esto es si tu pareja:
La violencia última y más grave es el feminicidio.
La Secretaría de Relaciones Exteriores y las abogadas consultadas para esta investigación (Isabel Fernández de Castillejo y Marta Matkowska) recomiendan como primeros pasos los siguientes:
Por otro lado, la abogada Isabel Fernández de Castillejo explica que como en muchos juzgados no se habla español, lo mejor para que una víctima que no domina la lengua del país no se presente en desventaja es que se haga acompañar a las reuniones y audiencias por alguna amistad que sí lo hable correctamente.
Por su parte, la abogada Marta Matkowska, recomienda buscar una asociación que pueda apoyar con las traducciones de los documentos legales, que ya de por sí son generalmente difíciles de comprender en la lengua natal para cualquier persona. Y sobre todo, aconseja tomar un buen abogado y no porque hable español nada más. Tiene que ser uno que conozca a fondo la legislación familiar y que sea empático con la víctima.
Para mayor información, consultar las recomendaciones que da la sección consular de México en Francia, que pueden aplicarse en otros países europeos: https://consulmex.sre.gob.mx/francia/index.php/es/proteccion-a-mexicanos/2-consulado/198-violencia-de-genero
La mayoría de las señales pueden estar escondidas en las conversaciones que las mexicanas suelen tener con sus familias y amigos de México por internet.
La madre de Berenice Osorio, María de Viana, recomienda escuchar con mucha atención y fijarse en el comportamiento del familiar. Por ejemplo, ella notó que su hija comenzó a molestarse más y más cuando le preguntaba si estaba bien o tenía algún problema.
Otro detalle, que hoy reconoce como una prueba del control que el hombre ejercía sobre su hija, es que siempre él estaba presente en las videoconferencias, cerca o lejos pero en el mismo cuarto.
La psicóloga Mariana Alba de Luna señala que hay que estudiar el aspecto físico y el arreglo personal, si éstos se están deteriorando. Otra pista de que algo no va bien es cuando se ve claramente que la chica está exagerando su alegría para convencer a los demás que su relación amorosa y todo es absoluta felicidad. Cuando deja de llamar o empieza a interrumpir el ritmo habitual de sus comunicaciones puede ser otra señal de preocupación.
Aline, la hermana de Jessica Astorga, aconseja a las familias que tengan los recursos económicos suficientes visitar de vez en cuando a su ser querido y estar totalmente con ella y no en plan de turismo, y menos en compañía de más personas. Poder recuperar la intimidad con la víctima permite observar la situación real que ella está viviendo y ayudarla a salir del hoyo emocional.
La ayuda de los testigos de violencia conyugal es importante. El Instituto Europeo para la Igualdad de Género recomienda a los testigos hacer lo siguiente: