Kathrina Rupit: street art mexicano desde Dublín

Con mucho talento y empeño, la chilanga crecida en Monterrey se ha hecho un camino propio en el arte urbano de Dublín.

BRUSELAS, Bélgica.- Kathrina Rupit recuerda aquel momento al final de su despedida en el que una de sus mejores amigas se acercó y le dijo: «Te quiero un chingo, pero si puedes, no regreses«.

Era 2010 y Kathrina acababa de terminar la carrera de diseño gráfico en la Universidad Autónoma de Nuevo León. El narcotráfico golpeaba con todo a Monterrey, matando la escena del arte urbano que apenas comenzaba a despuntar y en la que Kathrina se desarrollaba como artista. Por eso no lo pensó dos veces y, como buena mochilera que ya era en México, tomó un vuelo y se fue a Europa a descubrir el mundo.

Primero llegó a Toledo, España, pero muy poco tiempo después se fue a Barcelona, ciudad de la que quedó maravillada. «Buscaba en la calle cartones para proteger mercancías y me los llevaba para dibujar sobre ellos con pluma Bic o marcadores porque no tenía dinero para más», comenta a Migrazine desde Dublín, donde reside desde hace 13 años. Y es que al no tener sus papeles migratorios en regla, Kathrina no podía trabajar legalmente y sólo hacía pequeños encargos por los que no ganaba para vivir. Aún así, la mexicana no dejó de crear y llegó a participar en una exposición de artistas de su barrio.

A los seis meses, excedido su permiso de turista (3 meses), decidió irse a un país europeo que estuviera fuera de la Unión Europea con la idea de poder regresar a Barcelona posteriormente con un permiso de turista a partir de cero. «Ni lo analicé y me fui a Irlanda; tenía ganas de seguir viendo el mundo», platica.

Allá tampoco fue fácil. Dado que no dominaba el inglés, que seguía sin poder trabajar y no tenía fondos (llegó con 100 euros), vivía en un hostal de Dublín en el que había personas sin domicilio fijo. En éste hacía la limpieza a cambio de una habitación. Su vocación artística, sin embargo, permaneció inquebrantable. Salió a buscar los cartones que la habían salvado en Barcelona, pero en su nuevo hogar siempre los encontraba mojados. Era invierno y llovía seguido.

Lo que sí encontró fueron un montón de pequeñas tablas de cartón comprimido. En ellas pintaba con pluma y café soluble. Ese fue el arranque de uncrecimiento artístico que no ha parado.

El dueño de un bar le pidió que le pintara algo en sus ventanas y con el pago que obtuvo se pudo salir del hostal. Sus pinturas, que empezó a ofrecer en la calle y en la plaza de Temple Barun barrio movido de Dublín, se vendían muy bien. Y conoció a una joven curadora de arte que primero la invitó a exponer sus obras y luego con ella organizó eventos de street art en edificios abandonados o bodegas industriales en renovación.

«En ese entonces el street art no era lo que es hoy en Irlanda. Algunos artistas venían del norte porque el muralismo está arraigado allá dada la lucha que había entre protestantes y católicos, por lo que pintaban murales políticos desde hace mucho. Así que mi amiga la curadora tenía el contacto con los artistas y yo le daba ideas«, cuenta la mexicana. Kathrina, se puede decir, fue una de las pioneras y promotoras de la escena del arte urbano en Dublín.

Y no sólo eso, la mexicana es fundadora del primer colectivo de mujeres de street art en Irlanda, llamado Minaw Collective. El próximo año cumplirán una década de su conformación.

Kathrina Rupit en acción. Foto: kinmx-art

Kathrina ha expuesto su obra o pintado murales en países como Francia, Holanda, Turquía, España, Grecia, Israel, Turquía o India.

Sus personajes están centrados en la figura femenina desde una mirada de independencia emocional y fuerte presencia. Siempre con el estilo mexicano lleno de color. «Ellas cuentan mi historia. Pintar mujeres es una forma que tengo de sacar algo que estoy pasando y transformarlo«, explica.

Su técnica de pintado siempre ha sido experimental. «No me gusta estancarme en una forma de pintar -comenta-, siempre estoy experimentando». Del stencil (plantilla a la que se aplica pintura) y el paste up (carteles en papel fino que se pegan en muros) pasó al spray (aerosol)y ahora está girando hacia la pintura vinílica. Pero no cualquier pintura vinílica: a Kathrina le importa mucho cuidar el medio ambiente, por lo que utiliza una pintura ecológica de última generación , Graphenstone, creada por un ingeniero químico español, 100% natural. Y hay más: ella está en la búsqueda de un soporte hecho con material reciclable para usarlo como lienzo para sus obras.  De hecho, durante la conversación con este reportero, Kathrina estaba al pendiente del fuego en que había dejado una mezcla de grano de café, papel, ceniza y una especie de celulosa para darle consistencia a todo.


La artista mexicana expondrá en julio entrante su obra junto con la de otros dos conocidos artistas urbanos del país, Spaik Spike y Cix. Sus obras serán primero exhibidas en la embajada mexicana en Dublín para luego salir de gira por otras ciudades irlandesas; por ejemplo, viajarán al suroeste a la Universidad de Cork. Esa exposición servirá para hacer hincapié en la necesidad de trabajar en conjunto para lograr una sociedad sustentable, comenta.

Ella también ha empezado un proyecto de residencias artísticas en Tulum, México. Junto con su pareja, la mexicana tiene el proyecto de invitar a ese lugar a artistas internacionales para «darse un descanso en la jungla, relacionarse con la naturaleza, y ver cómo influye ello en su creación«. Cuando se le pregunta si le hará caso a su amiga y nunca regresará a México para quedarse, ella responde que la mitad del año le gustaría estar en Irlanda.

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