La rebelión continúa

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Pocas organizaciones ciudadanas en el mundo han conseguido movilizar a sus simpatizantes de manera tan comprometida como Extinction Rebellion. Nació hace apenas unos años en Reino Unido con el objetivo de ir más allá de hacer consciencia sobre el peligro del cambio climático. Por eso también organiza multitudinarias acciones de desobediencia civil que buscan presionar al poder político para que tome medidas urgentes -con éxito, algunas veces-. Tal ha sido el eco de su discurso que ya se han formado secciones en numerosos países. La pandemia interrumpió su ímpetu, pero sólo temporalmente. Una portavoz en Alemania asegura que la determinación de luchar contra el calentamiento del planeta sigue firme.

BERLÍN, Alemania.- La mayor acción en la historia del activismo en favor del medio ambiente tuvo lugar en abril de 2019 en Londres, la capital inglesa: durante once días más de seis mil personas bloquearon  durante once días distritos completos y vialidades principales mientras que otros cientos más se encadenaron o pegaron a los accesos de diversas oficinas de gobierno o centros financieros para evitar el ingreso a éstas. Si bien el acto dejó más de mil personas detenidas a lo largo de esos días, también alcanzó su objetivo: que la cámara de los comunes británica declarara la emergencia climática.

La acción – que se reprodujo simultáneamente en 33 países con decenas de miles de participantes- fue convocada por Extinction Rebellion (XR), el movimiento ciudadano que desde entonces no dejó de ganar titulares en los grandes medios de comunicación por las espectaculares acciones de desobediencia civil con las que tratan de forzar a los gobiernos del mundo a actuar contra el cambio climático.

Sus miembros, que se cuentan por cientos de miles en todo el mundo, se han declarado en sublevación en contra de la extinción a la que está condenado el hombre en caso, aseguran, de no hacer nada en contra del cambio climático. Sus tres demandas son claras: hablar con la verdad; es decir, que los gobiernos hablen abiertamente sobre la amenaza que representa la crisis ecológica; actuar ya; esto es que los gobiernos asuman de forma inmediata las medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a cero para el 2025, y una política nueva en la que participe activamente una asamblea ciudadana que tome parte en la toma de decisiones.

A diferencia de Fridays for Future -el movimiento de niños, adolescentes y padres de familia que viernes con viernes realizan en todo el mundo huelgas escolares y cuyo símbolo es la sueca Greta Thunberg- XR actúa de forma radical con actos que rompen con el orden público, muchos de ellos polémicos, pero con los que han logrado no sólo visibilizar y colocar el tema en la agenda de los medios de comunicación, sino también presionar a gobiernos locales para declarar una emergencia climática.

El impulso que XR trajo al activismo en favor del medio ambiente no tiene precedente: desde el año 2019 más de mil 800 ciudades de 31 países en el mundo emitieron declaraciones de emergencia climática. La mayoría de ellas en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Australia y Alemania. Incluso el Parlamento Europeo aprobó una resolución en la que advierte sobre la necesidad de actuar con celeridad en el tema.

Si bien la pandemia por coronavirus frenó abruptamente el crecimiento del movimiento durante 2020, los activistas siguen organizados, creando células de operación en cada vez más puntos del mundo y con muchos planes para volver a tomar las calles durante este nuevo año … si la pandemia lo permite.

Desobediencia civil, la clave

“Somos un movimiento sociopolítico internacional. Nuestro objetivo es lograr el cambio integral y de gran alcance necesario para el clima. Con ello queremos reducir el riesgo de extinción de la humanidad y el colapso de nuestros ecosistemas. Con una resistencia civil no violenta, queremos persuadir a nuestros gobiernos para que declaren una emergencia ecológica y conciban el marco legal para implementar nuestras demandas. Actuamos por amor a la vida y por un futuro digno de vivir para todos los seres vivos de este planeta. Hacemos un llamado a todos para que se unan a la rebelión por la supervivencia, sin importar la religión, el origen, la clase, la edad, la sexualidad, el género, el origen étnico o la inclinación política”, se lee en su página de internet.

Fundado en octubre de 2018 en el Reino Unido, XR comenzó a tener desde un principio notoriedad por los actos de desobediencia civil a los que recurre como herramienta para hacerse visible. Semanas posteriores a su fundación, alrededor de seis mil activistas bloquearon cinco de los puentes principales que cruzan el río Támesis de Londres, se plantaron además en medio de la plaza del Parlamento inglés donde sembraron árboles y cavaron un hoyo para enterrar un ataúd que simbolizaba la muerte de la humanidad. También se ataron y sujetaron a las puertas del Palacio de Buckingham mientras leían una carta dirigida a la Reina Isabel.

Las imágenes de los activistas se reprodujeron en todo el mundo y poco a poco comenzaron a surgir grupos locales en decenas de países, especialmente en Alemania, en donde actualmente existen 90 grupos activos en igual número de ciudades dentro del país.

Foto: Extinction Rebellion Reino Unido.

Las acciones entonces no se dejaron esperar: el 11 de junio de 2019 en Berlín aproximadamente 30 activistas se encadenaron a la rejas de la Cancillería y otros 600 acamparon durante cuatro días frente al edificio donde despacha Angela Merkel; el 15 de septiembre en Frankfurt cerca de mil miembros de XR bloquearon los accesos de la Feria Internacional del Automóvil, una de las más importantes del mundo; lo mismo hicieron por esos mismos días en Hamburgo durante el Día de los cruceros, uno de los mayores festejos de la industria. En el puerto de la ciudad cientos de activistas representaron una marcha fúnebre, acompañados de violinistas e instrumentos de viento y cargando un ataúd con el logo de la agrupación.

Ya en plena pandemia, el 31 de octubre del año pasado durante la inauguración del nuevo aeropuerto internacional de Berlin-Brandenburgo BER, los activistas de XR treparon al techo de uno de sus edificios principales para desde ahí colgarse con cuerdas y desplegar una manta de protesta; al mismo tiempo, otro grupo ataviado con disfraces de pingüinos realizó un bloqueo en la terminal 1 y otra célula más intentó evitar el despegue de un avión con destino a Estambul en la terminal 5, sujetándose uno de ellos a la puerta del avión y otro más a la pista de rodaje.

Con cada evento, además de atraer la atención de los medios de comunicación, se suman más y más ciudadanos preocupados por la emergencia climática por la que atraviesa el mundo y dispuestos a quebrantar más reglas en el afán de ser oídos.

Rebeldía polémica

Si bien XR se define a sí mismo como un movimiento pacífico, algunas de sus acciones han resultado por demás polémicas al grado que algunos grupos dentro de la misma rebelión han decidido no participar.

Por ejemplo, la denominada Acción-Tren, bajo la cual miembros de XR en Londres impidieron a usuarios subirse a los trenes urbanos con la finalidad de bloquear el acceso al distrito financiero de la ciudad. Durante la acción se registraron algunos enfrentamientos con usuarios a quienes molestó sobremanera el impedimento para abordar el transporte público.

O, la más controvertida, la acción Pausa para Heathrow anunciada para el verano de 2019. El grupo en Londres tenía la intención  de paralizar por completo el aeropuerto londinense de Heathrow convocando a un pic-nic de drones que sobrevolarían por uno o varios días las inmediaciones del aeropuerto. El motivo: el aeropuerto de Londres es la mayor fuente británica emisora de gases invernadero, de acuerdo con los activistas. La iniciativa, sin embargo, no contó con el consenso de todo el movimiento. Pese a ello, Roger Hallam, uno de los fundadores de XR, decidió seguir adelante con el plan como una acción paralela y fuera del movimiento. Un día antes de que tuviera lugar la acción fue detenido por la policía.

Pero la polémica más fuerte que ha rodeado al joven pero apabullante movimiento ambientalista fue justamente la figura de Roger Hallam, quien además de fundador fue hasta finales del 2019 su principal ideólogo.

Activista antinuclear y durante muchos años granjero de productos orgánicos en Gales, Hallam abandonó su trabajo en el campo justamente por una serie de cosechas malogradas por la lluvia que él atribuía al cambio climático. Tras ello, estudió durante dos años un doctorado en desobediencia civil en el King College de Londres, cuya tesis doctoral nunca terminó. Fue entonces cuando junto con Gail Bradbrook y Simon Bramwell fundó en 2018 XR.

En noviembre de 2019, a pocos días de que se publicara en alemán la versión de su libro Sentido común para el siglo XXI, el fundador rebelde realizó, por separado, declaraciones poco afortunadas a los semanarios alemanes Der Spiegel y Die Zeit en las que relativizó el Holocausto. Hablando sobre genocidios en el mundo y comparándolos con la crisis climática que enfrenta el mundo, Hallam señaló que para él el exterminio judío cometido por los nazis era “just another fuckery in human history” (sólo otra mierda en la historia de la humanidad).

De inmediato el grupo alemán de XR se distanció de él y dos días después, cuando la prensa reveló la existencia de un correo electrónico firmado por el propio Hallam en el que pretendía no sólo alertar a sus compañeros alemanes sobre la bomba que soltaría sino darle instrucciones sobre cómo dirigir el debate previsible en los medios alemanes, la filial alemana decidió romper con él. No sólo eso, la editorial que publicaría su libro en alemán también decidió suspender su salida al mercado.

Los modos radicales de conducirse de Hallam -quien también llegó a sugerir en más de una ocasión que habría que tirotear a los líderes responsables de la emergencia climática- llevaron a que un año después, en noviembre de 2020, XR Reino Unido también decidiera cortar el cordón umbilical con su creador más polémico: “Roger Hallam ha mostrado un comportamiento que, independientemente de sus intenciones, ha provocado un daño significativo a nuestro movimiento. (…) nuestra máxima prioridad es fomentar el crecimiento global fuerte, eficiente y regenerativo del movimiento XR. Está claro que Roger Hallam se ha convertido en una figura muy divisiva en el movimiento global. Si bien reconocemos sus primeras acciones innovadoras y su trabajo extraordinario en la cofundación de XR, ya no podemos permitir que la controversia en torno a sus declaraciones posteriores y su activismo continúen dañando nuestro trabajo. Emitimos esta declaración para expresar nuestra posición de manera clara y transparente, y como medida de reconciliación”, señaló el comunicado de la organización.

Y es que el movimiento en Reino Unido comenzó a perder cada vez más seguidores, e incluso a grandes donadores que apoyaban el proyecto como la banda británica Radiohead.

Desvinculados de la central inglesa, pero coordinándose en una red global para acordar días de acción global conjunta, XR Alemania no ha dejado de estar activo pese a la pandemia. Sus miembros saben que, si bien no es el mejor momento para el activismo, no pueden darse el lujo de bajar la guardia.

En entrevista con Underground, Annemarie Botzki, una de las voceras de XR Alemania, reconoce lo complicado que resulta -bajo las actuales condiciones de emergencia sanitaria- mantener creciendo al movimiento:

“Para la primavera de 2020 habíamos planeado otra gran acción con muchas personas nuevas y activas. La planificación estaba muy avanzada y toda la operación tuvo que cancelarse por el coronavirus. (Sí), la pandemia ha arruinado todos nuestros planes. Muchas cosas se detuvieron. Para muchas personas nuevas es difícil unirse a nuestro movimiento porque normalmente llegan a nosotros a través de las reuniones, que también han dejado de realizarse. Pero pese a todo, durante el 2020 pudimos realizar muchas acciones –conforme a las corona-reglas- descentralizadas, con menos participantes y muchas acciones en línea”, explica.

Y este 2021, esperan, será el año en que volverán a salir a las calles y retomar ese impulso perdido: “Las emisiones siguen aumentando a nivel mundial, nos estamos acercando a puntos de inflexión y son eventos que amenazan nuestra existencia”, alerta.

Sin embargo confía en que la gente ya despertó: “Nuestro éxito también reside en el hecho de que cada vez más personas conozcan sobre la amenaza de la crisis climática, se activen, se unan a la resistencia civil y comiencen a generar el cambio ellos mismos”.

DETRÁS DE LA HISTORIA

Durante 2019 los movimientos ambientales de Fridays for Future y Extinction Rebellion coparon las calles de muchas ciudades europeas. Su éxito era visible y sus acciones llenaban los titulares de los medios de comunicación. Pequeñas células comenzaron incluso a replicarse en varios países de América Latina.

Nos interesaba informar sobre el origen de estos movimientos y explicar a nuestros lectores sus fundamentos. Después llegó la pandemia y enmudeció al mundo entero, entre ellos a estos movimientos pro ambientales. Pensamos que ahora es momento de volver a brindarles espacio porque la emergencia climática avanza.

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