Las tarifas del narco en el puerto de Amberes

La revista belga Wilfried los revela.
Puerto de Amberes. Foto: Wikipedia

El puerto de Amberes, al norte de Bélgica, se ha convertido desde hace algunos años en la principal puerta de entrada de la cocaína latinoamericana en el continente. En la prensa regional se habla de Amberes como «la capital europea de la cocaína«.

El año pasado la aduana de ese lugar reportó el decomiso récord de más de 110 toneladas de la droga, cuando hace una década (en 2013) ese monto apenas se acercó a 5 toneladas.

El consumo se ha disparado en esa ciudad tanto como la violencia, que incluye tiroteos y ejecuciones callejeras. En un ajuste de cuentas entre grupos del narcotráfico locales, en octubre pasado una niña de 11 años fue asesinada en el barrio de Merksem por sicarios que dispararon varias veces a la cochera de su casa. Fue la primera víctima civil del narcotráfico belga.

La corrupción también se ha intensificado. Las cantidades de dinero que los cárteles locales de la droga pagan a sus empleados son enormes. La revista belga Wilfried publicó un largo reportaje-crónica -titulado Narcótica, en el corazón del tráfico de cocaína– en el que aborda la importancia del puerto para el crimen organizado y cómo sus trabajadores (62,000 fijos) están expuestos a la solicitud de «favores» bien pagados del narcotráfico, que de no aceptar los lleva a ser extorsionados o agredidos físicamente.

Las siguientes son las tarifas que ofrece el crimen organizado a quien les ayude -por las buenas o por las malas- a recuperar la cocaína que llega en contenedores desde América Latina a esa gigantesca plataforma portuaria, cuya superficie es mayor a la de París (114 kilómetros cuadrados contra 105). Sólo como referencia, el salario mínimo en Bélgica es de unos 1,800-1,900 euros brutos mensuales, mientras que los consumidores de Amberes pagan el precio más bajo en Europa por un gramo de coca: 50 euros (menos de 1,000 pesos al cambio de hoy).

Una última observación: las «narcocuotas» que publica Wilfried se basan en información que les proporcionaron los propios traficantes.

  • Dar el nombre de un «docker» (estibador o quien descarga los contenedores) corruptible : 10,000 euros (casi 200,000 pesos mexicanos al cambio de hoy).
  • Desplazar un contenedor con un «straddle carrier» (carretilla pórtico): entre 50,000 y 100,000 euros (entre uno y dos millones de pesos en números redondos).
  • Transmitir la localización de un contenedor: entre 75,000 y 150,000 euros (entre 1.5 y tres millones de pesos en números redondos).
  • Prestar la tarjeta de acceso a una terminal: 5,000 euros (100,000 pesos).
  • Por cada kilo de cocaína recuperada: entre 500 y 1,000 euros (entre 10,000 y 20,000 pesos).

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