Lucha libre en Ucrania: una forma de olvidar la guerra

La lucha libre es una vía de escape de la guerra y parte de la vida que se desarrolla en Ucrania en medio -y a pesar- de la invasión rusa a gran escala, que ya va por su cuarto año. Con el permiso correspondiente, Underground Periodismo Internacional traduce al español el reportaje de Radio Free Europe publicado este 28 de octubre.
Un luchador profesional conocido como Gambit derriba a un oponente en un combate en Kiev.
Un luchador profesional conocido como Gambit derriba a un oponente en un combate en Kiev.

Por Kollen Post


KIEV, Ucrania.- En el momento culminante del espectáculo, durante el último de los siete combates de la noche, Hantry se sube a las cuerdas de la esquina. Su oponente, Skella, está tirado en la lona, con la cara pintada de blanco y negro como una calavera. Hantry realiza su movimiento característico, la caída de Jesucristo: Salta de las cuerdas, adopta una pose de crucifixión silueteada por las luces del escenario y luego hunde el codo en la espalda de Strella.

Dos horas antes de que empezaran los combates, Hantry no podía estarse quieto: no paraba de levantarse y de dar vueltas. Hantry y otros luchadores practicaban movimientos, se maquillaban y bebían cervezas en la oscuridad. El bar y sala de conciertos no tenía electricidad, un recordatorio de la guerra: Los ataques rusos han devastado la infraestructura eléctrica de Ucrania, obligando a apagones continuos en Kiev y en todo el país.

Un luchador que se hace llamar Hantry salta de las cuerdas mientras su rival yace tendido en la lona en Kiev.
Un luchador que se hace llamar Hantry salta de las cuerdas mientras su rival yace tendido en la lona en Kiev.

Pero mientras los cortes de electricidad y los ataques de drones llevan la guerra a Kiev a diario, los combates en el escenario son algo totalmente distinto. Siguiendo el modelo del fenómeno de la World Wrestling Entertainment (WWE), las luchas son una vía de escape de la guerra y parte de la vida que se desarrolla en Ucrania en medio -y a pesar- de la invasión rusa a gran escala, que ya va por su cuarto año.

Aunque este deporte suele denominarse “lucha libre profesional”, los miembros del Ukrainian Wrestling Arena (UWA), que esta noche actúan ante unos 200 espectadores, no cobran. De día, Hantry es Pavlo Khimonidi, empleado de un almacén de cosméticos.

De noche, es un tipo malo, un rudo, en la jerga del género. Solía ser un técnico, un buen tipo, pero eso cambió a principios de este año con un golpe bajo a su enemigo de siempre, un ucraniano habitual de la UWA que responde al nombre de Kenny Rivera. Cuando se acabó el tiempo, volvió al escenario y golpeó la cabeza de Rivera entre dos sillas antes de arrebatarle el micrófono al presentador e increpar al público hasta que le abuchearon.

-¿Es más divertido ser el bueno o el malo?

“Malo, absolutamente”, dice. “Me encanta”.

Cuando Hantry sale por delante de Strella, se echa el cinturón del premio al hombro, se pone unas gafas de aviador de color violeta y vuelve a hablar mal al público hasta que le tiran sillas, llenando el escenario. A continuación, regresa al oscuro rincón del piso superior de la sala, donde los luchadores descansan toda la noche en un camerino con paneles de madera y una llamativa falta de ventilación.

Con un micrófono en mano y su cinturón de campeón, Hantry increpa al público en un evento de lucha libre en Kiev.
Con un micrófono en mano y su cinturón de campeón, Hantry increpa al público en un evento de lucha libre en Kiev.

Entre ellos se encuentra Volodymyr Kefir, antiguo productor del Ukrainian Wrestling Arena, originario de Dnipro y que se identifica como no binario.

Ahora, con 25 años, Kefir recuerda el inicio de las emisiones de la WWE estadounidense, con comentaristas ucranianos originales, en 2013. Les gustaba especialmente The Miz, un heel que derrotó a John Cena por el cinturón de campeón en 2011.

“Es la mejor sensación”

Aquellas primeras retransmisiones fueron un momento unificador para los luchadores ucranianos de hoy. Los primeros eventos, recuerda Volodymyr, surgieron de un núcleo de aficionados que se reunieron en 2018 en la FanExpo Odesa, un evento de cultura fan en la línea de la ComicCon que ha sido cancelado desde la invasión a gran escala. El recinto de Odesa fue destruido en un ataque ruso en septiembre de 2023.

“Soy un ñoño, soy un friki”, dice Kefir, sacando una cadena de su cuello para mostrar el anillo que cuelga de ella. “Llevo este anillo de El Señor de los Anillos desde hace ocho años y nunca me lo quito”.

En sus comienzos, los combates del Ukrainian Wrestling Arena atraían a un público de unas 20 personas, dice Kefir. La epidemia de COVID-19 acabó con la incipiente escena en Odesa, pero los artistas se reagruparon, aunque descubrieron que crear un público llevaba tiempo.

Un aficionado lleva una máscara en un evento de lucha libre profesional en Kiev.
Un aficionado lleva una máscara en un evento de lucha libre profesional en Kiev.

“Es raro para todos. La gente no está acostumbrada a ver lucha libre independiente”, dice Kefir. “Hemos recibido mucho odio en las redes sociales, porque no son golpes de verdad, ya sabes. Pero la gravedad sigue golpeando”.

El equipo no se disculpa por su amor al teatro en este deporte. Las tramas se establecen de antemano, a menudo a través de vídeos de Instagram en los que los luchadores se enemistan entre sí de formas pintorescas. Pero insisten en que sigue habiendo un alto grado de atletismo y espontaneidad en los espectáculos.

“Odio los combates guionizados”, dice Hantry, alias Khimonidi. “Me gusta más el miedo y sentirme vivo dentro del ring. Porque cuando hay un guión siempre tienes que tenerlo en la cabeza, estás pensando ‘oh, ¿qué se supone que tenemos que hacer ahora?’ Pero cuando no hay guión, cuando puedes improvisar, los combates parecen más vivos”.

Las actuaciones pueden ser tan coloridas como dramáticas. Toxic Nick, miembro veterano del Ukrainian Wrestling Arena, lleva una máscara antigás y equipo para materiales peligrosos; en los combates de junio rompió bombillas fluorescentes sobre su oponente, llenando el escenario de cristales.

En el vestuario, rodeado de sus compañeros, Skella mira fijamente a la cámara.
En el vestuario, rodeado de sus compañeros, Skella mira fijamente a la cámara.

El Ukrainian Wrestling Arena se trasladó a Kiev el pasado mes de diciembre y desde entonces ha atraído al mayor número de espectadores de su historia.

“Es la mejor sensación”, dice Ihor, un espectador cuya voz está completamente destrozada cuando llega el intermedio. “De pequeño veía la WWE. Cuando me enteré de que había una variante ucraniana, para mí fue como: ‘¡Por fin!'”.

“Esto es increíble, hermano”, dice Andriy, que visita Kiev desde la ciudad occidental de Rivne junto con tres amigos.

“Es la primera vez que asistimos a algo así. A las chicas les gustó el vaquero”, dice, refiriéndose a Dmytro “Gambit” Shamray, que subió al escenario con un sombrero de vaquero negro y un pañuelo.

“Una violencia más divertida”

La mayoría de los espectadores asistían por primera vez al Ukrainian Wrestling Arena. Muchos de los luchadores también eran novatos: Doce habían debutado en diciembre, y tres no se habían subido antes al ring.

Kefir dice que a menudo se puede saber cuándo empezó un luchador por los nombres que utiliza, que reflejan un aumento del orgullo y un fortalecimiento de la identidad nacional desde el comienzo de la invasión rusa a gran escala.

El nombre de Yaros Lyutiy aparece en pantalla en un evento de lucha libre profesional en Kiev.
El nombre de Yaros Lyutiy aparece en pantalla en un evento de lucha libre profesional en Kiev.

“Antes de la guerra, sus nombres eran anglicismos: Hantry, Russell Cross, Toxic Nick. Pero los nuevos – Lyubomyr, Yaros Lyutiy – son nombres ucranianos. Tenemos un tipo nuevo que se llama Kosherniy, como un chef”.

Varios de sus colegas de toda la vida han pasado al servicio activo en el frente: luchadores que actuaban bajo los nombres de Ranger Leonid, Codename Toni y Andrew Reed. Los dos primeros siguen presentándose en las luchas, pero “a Andrew Reed hace tiempo que no lo vemos”, dice Hantry.

Cuando se le pregunta sobre la posibilidad de alistarse él mismo en el ejército, dice que ha pensado en ello, pero que sus amigos que ya están dentro se lo han desaconsejado rotundamente.

Hantry se plantea llevar los espectáculos a las tropas que están cerca del frente.

“Odian la violencia, es cierto”, dice. “Pero si ven ese tipo de violencia, es como una violencia más entretenida, en la que cualquiera puede elegir a quién animar y a quién no, y además pueden pasar un buen rato, y sus mentes pueden descansar de la guerra y simplemente divertirse”.

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Aquí puedes leer el texto original en inglés bajo el título For Ukrainian Underground Pro Wrestlers And Their Audiences, A Way To Forget The War.


Kollen Post

Kollen Post es periodista independiente, fotógrafo y colaborador de RFE/RL. Residente en Kiev, está especializado en la sociedad civil ucraniana, la tecnología y las historias humanas dentro de la guerra. Originario del oeste de Michigan, habla ruso y ucraniano. Ha publicado artículos en Fortune, Cipher Brief, FT’s Sifted y Science Magazine. Es licenciado por la Universidad de Vanderbilt.

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