En mis 20 años de corresponsal en Europa me ha tocado seguir el camino tan empedrado que han tenido que transitar los tequileros mexicanos tratando de impedir el uso indebido de la bebida en Europa. Por un lado están los tequilas piratas o los de muy mala calidad que venden los supermercados, y por otro, ligado a ello, está el problema de imagen que arrastra el producto, que tiene la fama de ser un alcohol para jovencitos que buscan emborracharse rápido y barato y que no le tienen miedo a las crudas (resacas) memorables.
Pero el litigio del Consejo Regulador del Tequila contra Desperados no tiene precedente y, efectivamente, lo emprende contra un líder del mercado con todo lo que ello supone en desequilibrio de fuerzas. Esa cerveza -en realidad una gama de siete “aromatizadas” con tequila- es una de las más consumidas entre los jóvenes europeos -la tercera entre los franceses- que la ven como una bebida “cool” y de moda, lo que es una prueba del éxito que tienen sus carísimas campañas publicitarias en las que reclutan a jóvenes creadores reconocidos a nivel internacional que desarrollan conceptos artísticos muy atractivos. En la más reciente de ellas, que anunció apenas este 17 de febrero, Desperados contrató nada menos que a la famosa artista visual inglesa Kate Moross.
Se vea por donde se vea, una cosa es evidente: la multinacional holandesa Heineken, que en México comercializa la cerveza Sol, ha sabido sacarle jugo -apenas con media gota- a la tradicional bebida mexicana del estado de Jalisco.