El pasado 6 de septiembre, representantes del gobierno de México, la embajada de Estados Unidos y la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) pusieron en operación el Programa de Control de Contenedores (CCP, por sus siglas en inglés) en el principal puerto del país, el de Manzanillo, en el estado de Colima.
Según las autoridades involucradas, el objetivo de poner en marcha este programa, establecido en 2004 por la ONUDD y la Organización Mundial de Aduanas (OMA), es el de “minimizar el uso de contenedores marítimos para el tráfico ilícito de drogas”. Actualmente éste opera en 74 países del mundo, entre ellos Colombia y Panamá.
En concreto, el programa ha establecido más de 120 Unidades de Control Portuario y Unidades de Control de Carga Aérea a nivel internacional. Estas unidades interinstitucionales están equipadas para intercambiar información con sus homólogas de otros países mediante una aplicación de comunicación segura, desarrollada por la OMA, denominada ContainerComm. Este sistema proporciona a las mencionadas unidades acceso a una gran cantidad de información, que permite a las autoridades aduaneras compartir información sobre contenedores de alto riesgo y verificar sus números de identificación.
“México se suma a esta red global para favorecer el comercio lícito y minimizar la utilización de contenedores para el tráfico de drogas, precursores químicos, armas, vida silvestre o incluso mercancías falsificadas”, argumenta el comunicado de prensa conjunto publicado el mismo 6 de septiembre.
“Lo que llama la atención es que México no hubiera solicitado antes la ayuda de la ONU“, comenta en entrevista Alex Blair, analista británico de GlobalData, una compañía proveedora de información estratégica comercial.
“Cuando miras las estadísticas del país sobre tráfico de drogas y los asesinatos de trabajadores portuarios cometidos por los cárteles, el historial de México en los últimos años ha sido extremo“, explica Blair, quien en un artículo publicado recientemente menciona el caso del secuestro y asesinato del recién llegado subadministrador de Operación Aduanera de Manzanillo, Sergio Emmanuel Martínez, perpetrado por un comando armado del Cartel Jalisco Nueva Generación en mayo pasado. Es el cuarto asesinato de un funcionario aduanero de Manzanillo en los últimos dos años.
En ese mismo texto, Blair explica que la decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador de permitir la colaboración de la ONU fue posible por las presiones que ejerció Estados Unidos, ya que el puerto de Manzanillo “se convirtió en la línea de frente de la lucha contra el fentanilo del gobierno estadounidense”.
Expone: “Manzanillo, que es el puerto marítimo más activo de México, se ha vuelto el punto de entrada de las importaciones provenientes de China, incluyendo los químicos utilizados para producir fentanilo, el opioide sintético que causó poco menos de 110,000 sobredosis en Estados Unidos el año pasado“.
La entrada del CCP a México forma parte de las acciones del Entendimiento Bicentenario sobre Seguridad, Salud Pública y Comunidades Seguras entre México y los Estados Unidos, el marco de cooperación entre ambas naciones establecido en 2021 y que incluye como uno de sus objetivos “desmantelar la capacidad de las organizaciones criminales transnacionales y sus cadenas de suministro ilícitas”.
En la entrevista con Underground, el periodista abunda: “La política de Estados Unidos contra el narcotráfico siempre ha estado dirigida a atacar las cadenas de suministro, y no la demanda. Washington culpa tanto a China como a México del tráfico de fentanilo. Y (el gobierno de) México definitivamente ha recibido muchas reacciones negativas por ello. Ayer por la tarde del Reino Unido (22 de noviembre) el presidente Joe Biden anunció que combatirá con más rigor el fentanilo a partir de ahora, lo que tendrá un gran impacto en los puertos mexicanos“.
Pero hay otra razón que empujó a López Obrador -quien llegó a negar que en México se produjera fentanilo- a abrir la puerta a la ONU: el efecto negativo del narcotráfico en las inversiones extranjeras directas (IED) del sector. “El puerto de Manzanillo -señala Blair en su texto- maneja alrededor del 30% de las importaciones marítimas de México, unos 3.37 millones de contenedores cada año. La creciente reputación de Manzanillo como foco de tráfico de fentanilo puede llevar a algunas compañías navieras a desviar sus rutas“.
La mala fama parece estar haciendo daño. En 2023, en el primer y segundo trimestre se registraron en conjunto 23 proyectos de transporte de IED en México por un total de 475 millones de dólares; pero en el tercer trimestre hasta ahora sólo se han anunciado cuatro proyectos, por un valor de 111 millones de dólares, según GlobalData. Y peor aún, remata la compañía, es la ausencia total de IED en el sector del transporte en los estados vecinos de Colima y Jalisco, en los que domina el CJNG, “que supervisa el tráfico de México a Estados Unidos de la mayor parte del fentanilo”.
En entrevista, Blair dice que México está particularmente interesado en atraer inversiones para proyectos de transporte de China, que a través de su Iniciativa de la Franja y la Ruta (Belt and Road Initiative) ha sido uno de los mayores inversores en proyectos portuarios, navales y ferroviarios en América Latina y en el mundo. “Sin embargo -refiere- aparentemente los chinos se muestran reacios a invertir fuertemente en infraestructura mexicana de transporte, en parte por ese vínculo que cree Estados Unidos que tiene China en la producción de fentanilo“.
El CCP estará a cargo de la Secretaría de Marina, que en 2021 asumió el control de los puertos del país por órdenes del presidente, y se “buscará” que el programa -dice el comunicado conjunto- se extienda a los puertos de Ensenada (Baja California) y Lázaro Cárdenas (Michoacán) en la costa del océano Pacífico, y Altamira (Tamaulipas) y Veracruz, en la del Atlántico.
El programa, señala Blair, ha dado buenos resultados en Panamá. “Pero no sabemos qué tan exitoso será en México y cuándo veremos resultados. La mayoría de los programas de la ONU son muy burocráticos y lentos; aunque uno esperaría que en este caso, tratándose del tráfico de fentanilo y otras drogas, el resultado sea casi inmediato. En todo caso es importante hacer la prueba en Manzanillo“, concluye.
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