Putin cierra el último organismo independiente de monitoreo electoral

Página de internet de Golos en la que avisa de su disolución. Foto: captura de pantalla

La organización civil Golos, con 25 años de trayectoria en la defensa del voto libre en Rusia, anunció su disolución tras ser oficialmente catalogada como “organización indeseable” por el gobierno ruso. La decisión fue tomada por sus miembros después de que su co-presidente, Grigory Melkonyants, fuera condenado a cinco años de prisión por mantener presuntos vínculos con la fundación European Network of Election Monitoring Organizations (ENEMO). La información fue publicada por el medio independiente ruso 7×7 y traducida por el portal online también ruso Meduza el pasado 9 de julio de 2025.

Durante décadas, Golos fungió como el único organismo a nivel nacional con capacidad profesional para registrar, documentar y analizar violaciones al proceso electoral ruso, desde la presión a votantes hasta la alteración de resultados. La traducción de Meduza detalla cómo esta red permitió identificar prácticas sistemáticas de manipulación, incluyendo la modificación de distritos electorales para beneficiar al oficialismo.

Uno de los últimos estudios realizados por Golos antes de su cierre apuntó a que en las elecciones presidenciales de 2024 se introdujeron artificialmente hasta 22 millones de votos en favor de Vladimir Putin, en regiones como Adigueya y Yamalia-Nenetsia. Según el reportaje del medio ruso 7×7, estas regiones sirvieron de laboratorios del fraude “como un ritual compartido”, con metas prefijadas de participación y resultados manipulados desde el nivel local hasta el central.

Una de las principales funciones de Golos era capacitar observadores electorales en todo el país, ofreciéndoles herramientas legales y protocolos de documentación. Como señala Meduza en su traducción, estos observadores no solo ayudaban a reducir el margen del fraude sino que también constituían una red descentralizada de resistencia democrática. Su labor ahora queda criminalizada por la legislación rusa, que penaliza cualquier relación con organizaciones consideradas “indeseables”.

El texto cita casos documentados por Golos, como el ocurrido en Barnaul en 2012, donde se descubrieron votantes que llegaban a las urnas con lo que parecían ser hojas de calendario metidas en sus pasaportes y que resultaron marcadores que les permitía emitir múltiples sufragios en técnica de “carrusel”. En un intento por borrar pruebas, un funcionario se tragó el papel, pero fue captado por cámaras. Estos registros hoy son parte de un archivo que quedará huérfano sin la estructura que lo protegía.

Con la disolución del organismo electoral se desmantela la última infraestructura con experiencia técnica, redes territoriales y legitimidad para organizar observación independiente. 7×7 destaca en la versión de Meduza que, en su ausencia, la Cámara Cívica —una institución de consulta de la sociedad civil pero controlada por el Kremlin— y otros órganos oficiales ocuparán ese espacio, invalidando cualquier pretensión de vigilancia autónoma.

Desde 2011 Golos mantenía el “Mapa de violaciones”, una plataforma pública para reportar irregularidades en tiempo real (desde entonces ha recibido “decenas de miles de quejas”). Sólo en 2024 registró 655 quejas en 42 regiones, incluyendo presiones laborales y manipulación del voto electrónico. Según la nota periodística, esta herramienta se volverá inviable sin una organización que garantice el anonimato, la verificación y la difusión de las denuncias.

El texto de 7×7 publicado por Meduza recoge numerosos testimonios que Golos documentó durante los comicios recientes. En Bashkortostán, médicos recibieron amenazas y promesas de premios por votar electrónicamente. En Orenburg, a una candidata del partido liberal Nuevo Pueblo le poncharon las llantas de su vehículo y dejaron una propaganda suya con su imagen tachada. Estos actos, antes denunciados por Golos, ahora quedarán en la impunidad.

El órgano de monitoreo no solo documentaba lo inmediato. Había construido un archivo público con informes históricos, análisis técnicos, bases de datos y programas educativos. El reportaje advierte que la pérdida de esta memoria equivale a una “borradura” deliberada del pasado electoral ruso, dejando al futuro sin referencias legítimas de los abusos documentados.

Uno de los aportes clave de Golos fue haber desarrollado núcleos de resistencia ciudadana en regiones como Yaroslavl, donde llegó a organizar foros con autoridades electorales locales. Como relata el texto, el cierre de la organización deja a esos activistas sin respaldo ni herramientas, sumiéndolos en el aislamiento o forzándolos a la clandestinidad.

El arresto de Grigory Melkonyants, quien es descrito por 7×7 como el epítome o síntesis del activismo cívico no confrontativo, busca enviar un mensaje aleccionador a quienes aún crean en la legalidad como vía de resistencia. Su sentencia representa la criminalización del monitoreo electoral como forma de participación democrática.

El reportaje afirma que el cierre de Golos no debe verse como un hecho aislado, sino como parte del proceso estructural de anulación del activismo de la sociedad civil rusa, más fuerte aún a partir de la invasión de Ucrania. En un país donde votar sigue siendo obligatorio pero contar los votos ya no tiene sentido, el silencio de Golos se convierte en una metáfora de la muerte cívica en tiempos de autoritarismo de Estado.

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