Récord de “cabilderos fósiles” en la COP30 de Brasil

Un informe de la coalición Kick Big Polluters Out denuncia una “captura corporativa” del debate climático, mientras los países más vulnerables quedan relegados.

La COP30 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático), que se celebra del 14 al 21 de noviembre en Belém, Brasil, registra un alarmante récord: más de 1.600 lobistas de la industria de combustibles fósiles han obtenido acreditaciones para participar en las negociaciones climáticas, según un análisis de la coalición internacional Kick Big Polluters Out (KBPO). Esa cifra equivale a una de cada 25 personas asistentes a la cumbre, lo que representa la mayor proporción de lobby fósil registrada hasta ahora en una conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio climático.

Presencia desproporcionada

El estudio de KBPO subraya que los cabilderos del petróleo, gas y carbón superan en número a casi todas las delegaciones nacionales presentes en Belém. Solo la delegación de Brasil -el país anfitrión-, con 3.805 asistentes registrados, es más numerosa que el grupo de representantes de la industria fósil.

Aun más preocupante es que la proporción de cabilderos ha crecido respecto a la COP anterior: se ha registrado un incremento del 12 % en comparación con la COP29, celebrada en Bakú, Azerbaiyán.

La influencia de la industria fósil también se ve en su sobrerrepresentación frente a las naciones más vulnerables al cambio climático. De acuerdo con KBPO, los lobistas recibieron dos tercios más acreditaciones que la suma de las delegaciones de los diez países más afectados por el cambio climático, con apenas 1.061 delegados en total para esas naciones.

Por ejemplo, hay casi 50 veces más lobistas que delegados filipinos -un país que en los últimos años ha sufrido tifones devastadores-, y más de 40 veces la representación de Jamaica, aún recuperándose del huracán Melissa.

Acceso e influencia

El informe revela que las asociaciones comerciales siguen siendo una vía clave para la entrada masiva de la industria al evento. Entre los grupos más prominentes figura la International Emissions Trading Association (IETA), que llevó a 60 representantes, incluidos ejecutivos de gigantes como ExxonMobil, BP y TotalEnergies.

Además, cerca de 599 lobistas ingresaron con acreditaciones “Party overflow”, un tipo de pase que permite acceso a reuniones internas y negociaciones, lo que aumenta su posibilidad de influir detrás de escena.

El informe también denuncia que varios países del Norte Global han incluido representantes de la industria fósil dentro de sus delegaciones oficiales. Entre ellos:

  • Francia, que envió 22 delegados ligados al sector, incluidos cinco de TotalEnergies, con su CEO Patrick Pouyanné entre ellos.
  • Japón, cuya delegación incluye a 33 lobistas de empresas como Mitsubishi Heavy Industries y Osaka Gas.
  • Noruega, con 17 representantes, entre ellos seis altos ejecutivos de Equinor, su empresa nacional de petróleo y gas.

Captura corporativa

Desde la coalición KBPO se alzan voces críticas: “no puedes resolver un problema dándole poder a quienes lo causaron”, declaró Jax Bongon, de IBON International en Filipinas, recordando los devastadores impactos del cambio climático en su país.

Nathan Stewart, de Fossil Free Politics, calificó la situación de “conferencia para contaminadores”: “La misma industria que impulsa la crisis climática camina libremente en las negociaciones que supuestamente deben frenar su avance”, señala en el reporte de KBPO.

Para Kumi Naidoo, de la Iniciativa del Tratado de Combustibles Fósiles, “no estamos aquí para negociar con incendiarios; estamos construyendo un futuro a prueba de incendios”.

Aunque esta COP tiene reglas más estrictas para la declaración de afiliaciones por parte de los participantes, el análisis de KBPO advierte que éstas no se aplican a los que entran con acreditaciones gubernamentales, lo que permite que muchos lobistas operen con menos supervisión.

Transparency International también ha destacado graves problemas de transparencia: en varios países, más de la mitad de los delegados no revelaron claramente sus vínculos o se registraron bajo categorías tan genéricas como “Otro” o “Invitado”.

Para críticos y activistas, la fuerte presencia del sector fósil en la COP30 no es solo un desbalance numérico, sino un reflejo de una captura corporativa del proceso climático. Según ellos, mientras estas empresas están representadas en gran número, las delegaciones de los territorios más afectados por el cambio climático –como islas, países en vías de desarrollo o comunidades indígenas– siguen con una voz marginal.

Se ha vuelto urgente, según la coalición KBPO, establecer un marco de conflicto de intereses que impida que los grandes contaminadores definan las reglas del juego climático. En sus palabras, mientras los “contaminadores” sigan dentro, “las verdaderas soluciones seguirán fuera de su alcance”.

Editor: Marco Appel

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