BRUSELAS, Bélgica.– Lidia González es propietaria de dos restaurantes de comida mexicana en París. Uno se ubica a dos minutos caminando del Museo del Louvre, el más visitado del mundo; el otro, a la misma distancia pero del famoso Centro Pompidou.
Para la emprendedora mexicana, los XXXIII Juegos Olímpicos que tendrán lugar en la capital francesa del 26 de julio al 11 de agosto próximos representan una valiosa oportunidad para incrementar sus ventas.
“Habrá mucha gente caminando (por las calles), ¡y eso les dará mucha hambre!”, comenta entusiasmada Lidia, quien estima que sus ingresos pueden crecer 50 por ciento durante el magno evento.
González lleva tiempo preparándose para recibir un mayor flujo de clientes en sus restaurantes Itacate Cocina Mexicana y Ay Tacos; por ejemplo, aumentó sus reservas de productos no perecederos y de tortillas, que mantiene congeladas “para cuando hagan falta”.
Comenta que, dadas las circunstancias, los proveedores del sector de la alimentación permanecen activos las 24 horas de todos los días, algo excepcional en un país donde la semana laboral es de 35 horas y la ley prohíbe trabajar los domingos.
Ese optimismo de la restaurantera mexicana es compartido por pequeños y medianos comerciantes de la región parisina.
Alrededor de 65 por ciento de ellos ven las olimpiadas como una ocasión para aumentar sus ventas y generar ingresos suplementarios, reveló en marzo pasado un estudio de la consultoría Ipsos encargado por la firma de transferencias electrónicas, Visa.
Esa compañía estadounidense –que tiene la exclusividad de las transacciones bancarias en los recintos olímpicos– puso sus servicios a disposición de los minoristas parisinos para facilitar los pagos con tarjetas extranjeras.
Y es que no sólo hoteles, bares o restaurantes recogerán los frutos inmediatos de la justa internacional, que atraerá a la Ciudad Luz de 1.3 a 1.8 millones de visitantes, de los cuales la mitad serán extranjeros.
También las empresas de comunicación, ocio, bienes de consumo y transporte saldrán favorecidas de la derrama económica del turismo, que los estudios calculan hasta 3 mil 563 millones de euros.
Pero esas son las ganancias para el comercio, el impacto económico es mucho mayor.
Derrama
De acuerdo al reporte del Centro de Derecho y Economía del Deporte (CDES, por su sigla en francés) de la Universidad de Limoges, pedido por el propio Comité Olímpico Internacional (COI), la derrama total proyectada en el escenario más positivo por el evento será superior a 11 mil 145 millones de euros.
Esperan que los juegos de París recauden más de mil 200 millones de euros en patrocinios y un tanto más por la venta de los derechos de transmisión de las competencias, los cuales permiten fuertes réditos a las televisoras compradoras.
La cadena NBC, por ejemplo, adquirió los derechos de transmisión en Estados Unidos y prevé un ingreso por publicidad de al menos mil 250 millones de dólares.
“Los juegos de París están en camino de generar los mayores ingresos publicitarios en la historia olímpica”, declaró en abril pasado Dan Lovinger, el ejecutivo de ventas del canal.
El financiamiento de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos sale de dos grandes bolsas que en conjunto suman 8 mil 800 millones de euros. Esa cifra podría elevarse a 12 mil millones cuando se hagan las cuentas definitivas, advierten análisis independientes como el del instituto de estudios económicos Asterès.
Una mitad de ese monto es administrada por el Comité de organización y sirve propiamente para realizar el evento. Son fondos privados casi en su totalidad que provienen de la compra de entradas, patrocinios y una aportación importante del COI.
Los otros 4 mil 400 euros son utilizados para construir la vasta infraestructura y cubrir los gastos de inversión que necesita una competencia de esta naturaleza. El órgano encargado de su gestión es la Autoridad de entrega de las obras olímpicas (Solideo, por su acrónimo en francés).
A diferencia del presupuesto para organización, 52 por ciento del dinero para obras y reformas urbanas (2 mil 300 millones de euros) derivan de las arcas públicas, por lo que el Estado francés cuenta con la tutela de tal autoridad por encima de los promotores privados.
Así, constructoras, fondos de inversión inmobiliaria y un enjambre de despachos de arquitectura, principalmente franceses, alzaron la mano y compitieron para ganar las jugosas oportunidades que los juegos abrieron a la industria.
El CDES estima que el sector de la construcción espera un aumento de 3 mil millones de euros en sus ganancias gracias a la realización de 70 obras olímpicas planeadas.
Entre ese conjunto de proyectos, que van de la construcción o renovación de sedes a la adaptación de entornos urbanos y mejoras a ejes vehiculares, destacan algunos por su extensión, simbolismo y relevancia económica.
Uno de ellos, por ejemplo, es el Centro Acuático, que inauguró el pasado 4 de abril el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y que acogerá las pruebas de natación, nado artístico, clavados y waterpolo.
El costo del proyecto ascendió a casi 200 millones de euros y de su desarrollo se encargó la filial parisina de la constructora líder del mercado, Bouygues, que trabajó con el estudio del arquitecto holandés Ton Venhoeven y con la agencia gala Ateliers 2/3/4.
Esta asignación es considerada la mayor infraestructura deportiva de los juegos, aunque la estructura que más recursos absorbió por sus dimensiones fue la Villa olímpica.
Marketing olímpico
Si bien los ingresos por derechos de televisión y patrocinios para París no se han dado a conocer, el propio Comité Olímpico Internacional da a conocer en su página web que de 2017 a 2021, generó ingresos por más de 7 mil 600 millones de dólares, una cifra 128.8 por ciento mayor que en el periodo de 2013 a 2016.
De esa cantidad, según el COI, unos 4.2 millones se regresa día a día a los atletas mediante recursos de apoyo a las organizaciones deportivas en todos los niveles alrededor del mundo y a través de otros mecanismos 90 por ciento del ingreso se destina a la promoción del deporte y los atletas.
Lo que sí prevé el COI para París 2024, es promover la mentalidad de tener “más con menos”, pues si bien se espera que haya 8.5 por ciento mayor contenido que en Tokio 2020, es decir unas 11 mil horas más de transmisión; esperan que la huella energética de la competencia sea 44 por ciento menor en comparación con Tokio 2020 y 72 por ciento menos emisiones en relación a los olímpicos de 2016.
En parte esto se logrará reduciendo los aforos en 11 por ciento respecto de Tokio y un 20 por ciento por debajo de las olimpiadas de 2016. También se reducirá el espacio de los centros de transmisión televisiva en 10 por ciento respecto de Tokio y 25 por ciento menos que en Río de Janeiro.
La tarea no será fácil pues se estima que en las transmisiones participarán unos 130 canales de televisión, por parte de unos 30 grupos empresariales de medios, que emplearán a 8 mil 300 personas, más de mil cámaras, 3 mil 800 micrófonos, y solo se usarán oficialmente 15 drones en los eventos .
Villa Olímpica
Fragmentada en 17 proyectos, esta “ciudad del futuro”, así llamada por sus avances en sus infraestructuras sostenibles, tuvo un costo de casi dos mil millones de euros, cuyas dos terceras partes las aportaron desarrolladores de propiedades.
La más emblemática de esas obras fue la reurbanización del Sector Universaine. Se trata de un lote industrial sobre el que se construyó un complejo de edificios donde dormirán unos dos mil atletas y habrá espacios de servicios y trabajo para las delegaciones olímpicas.
La titularidad de la obra, en la que participaron siete bufetes de arquitectos, fue adjudicada a la francesa Vinci, una empresa mundial de construcción con presencia en 100 países, entre ellos México.
“Al diseñar Universeine pensamos ante todo en el legado posterior a 2024. Por ello, nos propusimos diseñar el barrio ideal para vivir. El resultado será un barrio mixto, vivo e integrador, acorde con el espíritu de la villa de los atletas, que contribuirá a revitalizar la región de Seine-Saint-Denis”, explicó Julie Bosch, directora del proyecto en Vinci, haciendo referencia a esa zona periférica de París, la más pobre e insegura de Francia.
El sitio, que fue inaugurado por el presidente Macron en febrero último, una vez finalicen las olimpiadas se transformará en oficinas del Ministerio del Interior y en viviendas para tres mil habitantes.
Bouygues y Vinci también se lanzaron en trabajos de rejuvenecimiento del Estadio de Francia, donde se llevaron a cabo las muy mediáticas competencias atléticas y la ceremonia de clausura. La pista fue renovada, se instalaron nuevas pantallas y se modernizó su iluminación.
Ambas empresas, concesionarias del estadio, contrataron para ello al despacho francés de arquitectura visual Luxigon y al estadounidense Populous, reconocido por su especialidad en acondicionar instalaciones deportivas de alto nivel, como fueron los estadios olímpicos de Sydney (2000) o Londres (2012).
Inmobiliaria brilla
Otra de las constructoras beneficiadas fue la también inmobiliaria francesa Demathieu Bard.
Nacida hace más de un siglo y medio, a la empresa le fue adjudicada la realización de dos obras importantes: la villa de los medios, que consistió en la construcción de 103 alojamientos para periodistas, y el complejo PRISME, presentado como “el primer multideportivo totalmente inclusivo de Europa”.
Su presupuesto fue de más de 55 millones de euros.
Ambas obras articularon a una decena de despachos arquitectónicos. En muchos casos, los bufetes de arquitectura, ingeniería civil, diseño industrial o interiores trabajaron bajo la tutela de empresas estatales de construcción y no privadas.
Por ejemplo, el estudio francés Atelier de Midi fue el responsable de construir el centro internacional de difusión y producción de medios en las instalaciones del Parque de Exposiciones de París. La obra necesitó una inversión de 50 millones de euros que financió en parte su propietario, el Salón Internacional de la Aeronáutica y el Espacio, y Solideo.
En 2016, el Comité de organización encargó un estudio cuyo escenario más optimista apuntaba a que los beneficios económicos de los juegos de París rondaría los 11 mil millones de euros; las otras opciones, más realistas actualmente, señalan los expertos, oscilan entre los 5 y los 8 mil millones.
Por otro lado, el Estado francés sostiene una garantía de pago de déficit por un límite de 3 mil millones de euros, que el gobierno asegura no tendrá que utilizar. Sin embargo, el mencionado instituto Asterès pronostica una deuda olímpica que superaría los 5 mil millones de euros.