Desde 1997, las organizaciones de la sociedad civil de México y la Unión Europea (UE) habían pedido a sus respectivas autoridades ser consultadas en las decisiones del Acuerdo Global y que sus recomendaciones fueran reconocidas legalmente.
En ello invirtieron mucho esfuerzo, recursos y tiempo, sin al final conseguir su objetivo.
O quizás sí, porque resulta que décadas después sus propuestas podrían concretizarse, según una versión del nuevo Acuerdo Global al que tuvo acceso Underground Periodismo y que hoy adelantamos en esta edición de Corresponsal.