Aleksei Navalny, el más acérrimo crítico de Putin, supuestamente hallado muerto en una prisión rusa

Alexey Navalny én 2020. Foto: Creative Commons

El político opositor ruso Aleksei Navalny ha muerto mientras estaba en prisión, según un comunicado del departamento local del Servicio Penitenciario Federal de la región de Yamalo-Nenets, desatando la indignación y la condena de líderes mundiales que afirmaron que el crítico con el Kremlin pagó el “precio definitivo” por su valentía al denunciar a los dirigentes del país.

“El 16 de febrero de 2024, en la colonia penal nº 3, el convicto Aleksei Navalny se sintió indispuesto tras un paseo, perdiendo casi inmediatamente el conocimiento. El personal médico de la institución acudió de inmediato y se llamó a un equipo de ambulancias”, dice el comunicado, que no ha podido ser verificado de forma independiente.

“Se llevaron a cabo todas las medidas de reanimación necesarias, que no dieron resultados positivos. Los médicos de la ambulancia declararon muerto al condenado. Se están estableciendo las causas de la muerte”.

Los medios de comunicación rusos controlados por el Estado también citaron el comunicado diciendo que Navalny, de 47 años, había muerto. No hubo confirmación inmediata de la muerte de Navalny por parte de su equipo. Según la legislación rusa, la muerte de un preso debe notificarse a sus familiares en un plazo de 24 horas.

“No sé si debemos creer las terribles noticias, las noticias que recibimos sólo de los medios oficiales, porque durante muchos años hemos estado en la situación en la que no podemos creer a Putin y a su gobierno, ya que mienten constantemente”, dijo su esposa, Yulia, en una breve declaración en Múnich, donde asistía a una conferencia internacional sobre seguridad.

“Pero si es la verdad, Putin y todo su personal y todos los que le rodean deben saber que serán castigados por lo que han hecho con nuestro patriota, con mi familia y con mi marido. Serán llevados ante la justicia y ese día llegará pronto”, añadió.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, declaró que el presidente Vladímir Putin había sido informado de la noticia de la muerte de Navalny, pero que no dispone de información oficial sobre la causa del fallecimiento.

“Es muy complicado confirmar las noticias que llegan de un país como Rusia”, dijo a RFE/RL la primera ministra lituana, Ingrida Simonyte, mientras asistía a la Conferencia de Seguridad de Múnich. “Pero, si me preguntaran si me sorprendería que eso fuera cierto, por supuesto que no, desgraciadamente, porque sabemos que el régimen del Kremlin es un régimen asesino, básicamente, que iría a por sus enemigos tal y como ellos lo entienden, a por gente con opiniones diferentes sobre el desarrollo de Rusia, y sus relaciones con el resto del mundo”.

Un día antes, Navalny no parecía tener problemas de salud cuando habló por videoconferencia en una vista judicial.

La portavoz de Navalny, Kyra Yarmysh, dijo en X, antes Twitter, que “aún no tenemos confirmación de (su muerte)”. Añadió que el abogado de Navalny está volando hacia la prisión.

Leonid Solovyov dijo a Novaya gazeta que, a petición de la familia, no haría comentarios sobre los informes de la muerte de Navalny.

“Por decisión de la familia de Alekei Navalny, no comento absolutamente nada. Aclaremos las cosas ahora. Aleksei vio a un abogado el miércoles (14 de febrero). Entonces todo iba bien”, declaró Solovyov.

Mientras las noticias resonaban en todo el país y en todo el mundo, algunas personas depositaban flores en los edificios donde tenía su sede la Fundación Anticorrupción de Navalny (FBK) antes de que el gobierno las cerrara tras calificarlas de organizaciones “extremistas”.

Otros se congregaron frente a las embajadas rusas en países como Georgia y Armenia, mientras se planeaban vigilias en muchas ciudades de Europa.

“Si deciden matarme, significa que somos increíblemente fuertes. Tenemos que utilizar este poder, no rendirnos, recordar que somos un poder enorme que está siendo oprimido por esta mala gente. No nos damos cuenta de lo fuertes que somos en realidad. Lo único necesario para que triunfe el mal es que la gente buena no haga nada. Así que no permanezcan inactivos”, dijo Navalny al final del documental ganador de un Oscar que llevaba su nombre.

El asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, dijo en una entrevista a NPR justo después de conocerse la noticia que, de confirmarse, la muerte de Navalny sería una “terrible tragedia”.

“El largo y sórdido historial del gobierno ruso de hacer daño a sus oponentes plantea aquí cuestiones reales y obvias… Estamos buscando activamente la confirmación”, añadió.

El canciller alemán, Olaf Scholz, dijo que Navalny “pagó su valentía con su vida”, mientras que el ministro francés de Asuntos Exteriores, Stéphane Sejourne, dijo en un post en X que la “muerte del crítico del Kremlin en una colonia penal nos recuerda la realidad del régimen de Vladimir Putin”.

El Presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, dijo que Navalny había hecho el último sacrificio” al luchar por los “valores de la libertad y la democracia”.

Navalny, que el mes pasado cumplió el tercer aniversario de su encarcelamiento por cargos que en general se consideran políticamente motivados, estuvo a punto de morir en 2020 por envenenamiento con un agente nervioso del tipo Novichok, del que culpó a agentes de seguridad rusos que actuaban a instancias de Putin.

El hombre que una vez tachó a Putin de “corrupto y cínico” en una entrevista con Radio Free Europe/Radio Liberty fue detenido el 17 de enero de 2021 en un aeropuerto de Moscú a su llegada de Alemania, donde fue tratado por el envenenamiento.

Fue condenado entonces a dos años y medio de prisión por violar los términos de una libertad condicional anterior durante su convalecencia en el extranjero. El Kremlin ha negado cualquier implicación en el envenenamiento de Navalny.

En marzo de 2022, Navalny fue condenado a nueve años de prisión por cargos de desacato y malversación mediante fraude que él y sus partidarios han rechazado reiteradamente por considerarlos políticamente motivados.

Posteriormente, la Fundación Anticorrupción de Navalny y su red de oficinas regionales fueron designadas organizaciones “extremistas” y prohibidas tras su detención, lo que dio lugar a otra investigación contra él por cargos de extremismo.

En agosto del año pasado, un tribunal amplió la pena de prisión de Navalny a 19 años y lo envió a un centro de “régimen especial” más duro que la prisión de máxima seguridad donde estaba recluido.

El mes pasado, Navalny fue trasladado a Lobo Polar, una prisión de “régimen especial” situada en la región ártica de Rusia.

La muerte de Navalny, de confirmarse, se produce en un momento en que Putin, que públicamente se ha negado durante mucho tiempo a pronunciar el nombre de Navalny, se presenta a un nuevo mandato sin oposición real, ya que los que se esperaba que fueran sus principales contrincantes -incluido Navalny- están actualmente encarcelados o han huido del país, temiendo por su seguridad.

Las elecciones rusas están estrechamente controladas por el Kremlin y no son ni libres ni justas, pero el gobierno las considera necesarias para transmitir una sensación de legitimidad.

Las elecciones se ven alteradas por la exclusión de los candidatos de la oposición, la intimidación de los votantes, la manipulación de las papeletas y otros medios de manipulación.

Mientras tanto, el férreo control del Kremlin sobre la política, los medios de comunicación, las fuerzas del orden y otros resortes hace que Putin, que ha gobernado Rusia como presidente o primer ministro desde 1999, tenga la victoria asegurada, salvo que se produzca un acontecimiento inesperado de gran magnitud.

Navalny se casó con su esposa, Yulia, en 2000. La pareja tiene un hijo y una hija.


➜Lee la nota original de Radio Free Europe/ Radio Liberty aquí . Traducción del inglés al español Underground Periodismo Internacional

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