Claudia Sheinbaum, primera presidenta de México, y la larga sombra de su predecesor

La sucesora deberá trabajar sobre el sólido legado de Andrés Manuel López Obrador
Foto: portal de López Obrador

Con el debido permiso de la revista belga Mo* y de la periodista Alma De Walsche, Underground Periodismo Internacional traduce al español el siguiente texto.

México tiene hoy, 1 de octubre, la primera mujer presidenta de su historia: Claudia Sheinbaum. Pero la sombra de su predecesor y compañero de partido, Andrés Manuel López Obrador, se cierne sobre ella. MO* analiza el dudoso legado con el que tendrá que trabajar la nueva presidenta mexicana.

Nunca antes habían sido asesinadas tantas personas bajo una presidencia en México como bajo la del presidente saliente Andrés Manuel López Obrador. Nunca antes habían desaparecido tantos mexicanos sin dejar rastro. Nunca antes el crimen organizado controló tanto territorio mexicano. Y nunca antes una campaña electoral fue tan sangrienta, con 32 candidatos, sobre todo a nivel local, pagando con sus vidas.

Y sin embargo, López Obrador, llamado popularmente AMLO, de 70 años, termina su sexenio con un 60% de popularidad.

Su compañera de partido Claudia Sheinbaum (62 años), ex alcaldesa de Ciudad de México, ganó las elecciones del 2 de junio con un histórico 59,07% de los votos. También se eligieron nuevos representantes a nivel local y al frente de varios estados, con un total de 20.708 cargos. También allí triunfó Morena (Movimiento de Regeneración Nacional), el partido de López Obrador.

Con ello, Morena se posicionó inequívocamente como el partido político más fuerte. Ahora tiene gobernadores en 24 de los 32 estados de México, sobre un territorio que alberga al 74% de los mexicanos.

Dinero para los pobres

Pero, ¿obtendrá realmente Sheinbaum el poder? ¿Podrá trazar su propio camino o se convertirá en una mera marioneta de su carismático predecesor? ¿Y de dónde viene el éxito de este último?

“El fenómeno AMLO será, sin duda, muy estudiado en los próximos años”, apunta Jacobo Dayán en una entrevista por Zoom con MO*. Dayán es director del Centro Cultural Tlatelolco, afiliado a la UNAM de Ciudad de México. El centro se enfoca en la concientización sobre la paz, los derechos humanos y la ciudadanía.

“Es muy contradictorio: si preguntas a la gente sobre sus conclusiones en ámbitos políticos concretos, como la salud, la seguridad o la economía, hay bastantes que piensan que el presidente ha fracasado. Y, sin embargo, la percepción sobre su figura es notablemente positiva”.

“El Estado está siendo despojado y adelgazado y la atención se centra en la figura del presidente, que se convierte así en el benefactor”.

Jacobo Dayán

“Todo tiene que ver con el carisma del presidente”, aclara Dayán, “y con la enorme transferencia de recursos financieros del gobierno al pueblo, como nunca antes había ocurrido en la historia de México”.

Dayán critica especialmente a López Obrador: “Los recursos para esas transferencias financieras provienen esencialmente de recortes en la administración pública. El Estado está siendo despojado y adelgazado y la atención se centra en la figura del presidente, que se convierte así en el benefactor. El Estado mexicano garantiza cada vez menos derechos básicos como la salud, la vivienda, la educación o la seguridad. López Obrador se ha apropiado de esos recursos y deja que la población coma de su mano”.

O como dijo el analista mexicano Luis Antonio Espino en una contribución a la BBC sobre los méritos del presidente saliente: “Se están derribando escuelas, sólo para repartir ladrillos”.

Con su lema “Por el bien de todos, primero los pobres”, López Obrador quería hacer frente de forma eficaz a la desigualdad. Él mismo llamó a su enfoque “posneoliberal”. Porque el neoliberalismo, dice AMLO, ha producido pobreza y durante el pasado el gobierno desatendió sus responsabilidades sociales.

Muchos mexicanos han cosechado efectivamente los beneficios de las políticas de López Obrador en los últimos años. Durante su mandato, según la oficina nacional de estadística INEGI, el número de personas en situación de pobreza descendió un 5,6%, de 52,4 millones a 46,8 millones, de una población total de 127,5 millones. Y ello a pesar de la pandemia de coronavirus, que también golpeó con especial dureza a México.

AMLO aumentó el salario mínimo un 135%. Prohibió la subcontratación laboral y todos los mexicanos tuvieron derecho a una pensión. También amplió el programa de becas para secundarias, preparatorias y enseñanza superior técnica. Esas medidas explican en gran medida la popularidad del presidente saliente.

Pero las cifras tampoco lo dicen todo. El catedrático español y experto en México, Manuel Ignacio Martínez Espinoza, analizó las políticas sociales de López Obrador a principios del año pasado. Señala que, por ejemplo, el programa Sembrando Vida, de apoyo a los pobres del campo, se dirige a quienes poseen al menos 2,5 hectáreas de tierra. Pero un amplio grupo de pobres se sitúa justo por debajo de ese límite o no posee tierra alguna.

Además, aunque el desempleo en México es bajo, del 2,6%, el 53% de la población activa permanece en situación de empleo informal (empleo no registrado). En consecuencia, no pueden beneficiarse de esas mejores condiciones laborales.

“El presidente López Obrador se dirigió a la gente con un lenguaje sencillo, con ideas simples que muchas veces carecían de sustancia, como un verdadero populista”.

Jacobo Dayán

La nueva presidenta Claudia Sheinbaum, al presentar su política, Proyecto de Nación 2024-2030, ya prometió reducir aún más las instituciones gubernamentales. “Una política de ahorro”, la llama Sheinbaum, para mantener los servicios sociales.

Carisma y lenguaje sencillo

Las transferencias financieras son una explicación de la popularidad del presidente saliente López Obrador; su carisma político y su imagen mesiánica hacen el resto. Él alimenta esa imagen a diario en sus Mañaneras, “conferencias de prensa” matutinas en las que se dirige a la población. A veces durante dos horas, a veces hasta cuatro, como cuando ensalza las políticas sociales de su presidencia.

Dayán: “No son verdaderas ruedas de prensa. El presidente se dirige a la gente con un lenguaje sencillo, con ideas simples que a menudo carecen de sustancia, como un verdadero populista. Gracias a sus transmisiones, López Obrador está siempre presente y en todas partes y siempre se trata de él”. Sus partidarios son glorificados, los críticos son insultados o ridiculizados.

“AMLO es un populista de izquierda en sus políticas sociales y conservador en el frente económico”, resume el analista político Jorge Zepeda en una contribución a la BBC. “Ha dejado intactos los impuestos para los ricos y no ha interferido en los planes del sector privado”.

Por cierto, la economía ha ido muy bien en los últimos seis años, gracias en parte al nearshoring. Las empresas chinas han trasladado sus inversiones a México como consecuencia de los elevados aranceles a la importación de productos chinos a Estados Unidos. Importan a México y desde allí pueden exportar productos chinos a Estados Unidos como “productos mexicanos”. De este modo, México ha superado a China como socio comercial más importante de Estados Unidos.

Una Constitución al servicio del partido

No sólo en los programas sociales el presidente López Obrador ha tomado para sí todo el poder. El 5 de febrero de este año anunció un plan de 20 medidas para cambiar o abolir el estatus de instituciones autónomas cuyo funcionamiento está consagrado en la Constitución.

Instituciones críticas diseñadas para controlar el poder del presidente fueron sistemáticamente debilitadas o dejadas sin alas: la institución que controla las finanzas del Estado, el instituto nacional que supervisa las elecciones (INE, Instituto Nacional Electoral) o las instituciones que velan por los derechos humanos.

En el último minuto antes de su partida, AMLO obtuvo la aprobación parlamentaria y senatorial de una ley de reforma de la justicia a la velocidad del rayo, sin discusión a fondo y ganándose a un miembro de la oposición en el senado. Esa aprobación fue posible porque las elecciones habían dado a Morena la mayoría en el parlamento y el senado.

La reforma en cuestión se formalizó el 15 de septiembre, Día de la Independencia de México, y es especialmente trascendental. Establece que en adelante los jueces y magistrados serán elegidos directamente por el pueblo.

“El poder judicial nunca puede estar ocupado por las mayorías, porque entonces no hay nadie que proteja a las minorías”.

La propuesta provocó reacciones feroces. Los partidarios ven en ella una profundización de la democracia, como escribió el periodista holandés Tim Brinkhof (que vive y trabaja en Estados Unidos). Señalan el carácter totalmente corrupto del poder judicial mexicano y el alto grado de impunidad.

Jacobo Dayán cree que se trata de una medida peligrosa: “Es cierto que el sistema judicial es un desastre. Pero si voy al médico con un dedo sangrando y me corta el brazo, ése no es el tratamiento adecuado. Están surgiendo numerosas reformas en el Poder Judicial, pero la propuesta actual dinamita todo el Poder Judicial”, dijo en un debate en el portal Aristegui Noticias. En él, afirmó tajante que se trata de autocracia pura, que impulsa la voluntad de una persona con la complicidad del parlamento y del partido Morena de AMLO.

La reforma también endilga a la nueva presidenta Sheinbaum una crisis constitucional, argumentó Dayán en el debate. “El poder judicial nunca puede ser ocupado por las mayorías, porque entonces no habrá quien proteja a las minorías”.

En declaraciones a MO*, Dayán aclaró: “Esto significa una purga del poder judicial bajo el pretexto de profundizar la democracia”. El actual personal judicial debe ser despedido por completo, y miles de nombres -en su mayoría desconocidos- deben ser seleccionados para las votaciones. ¿Quién determina los criterios que deben cumplir los candidatos?”.

El calendario de la reforma también es prácticamente irrealizable: 6.500 jueces y abogados deben ser sustituidos, algunos de ellos antes de junio de 2025, otros antes de 2027.

Dayán también critica que se vaya a instalar un tribunal dentro de ese poder judicial, “que funcionará como una especie de inquisición con criterios muy ambiguos para sancionar o destituir a los jueces. Esto no tiene precedentes. Se trata de una medida destinada al control absoluto del poder político sobre el poder judicial. Además, esto también permite que el crimen organizado ejerza su influencia en la elaboración de las listas”.

También hubo muchas reacciones a nivel internacional: desde organizaciones de derechos humanos, pasando por instituciones de la ONU, hasta el embajador de Estados Unidos, preocupado por el impacto de estas reformas en las relaciones comerciales y la seguridad jurídica de las empresas.

La medida pone a Sheinbaum en una situación especialmente delicada incluso al comienzo de su mandato. Varias empresas estadounidenses ya han puesto en suspenso sus futuras inversiones en México. Y esto en un momento en el que, para México y Estados Unidos, el tratado comercial conjunto T-MEC, entre Estados Unidos, México y Canadá (antiguo NAFTA, por sus siglas en inglés), es vital. Sobre todo con la presencia de China.

Elección general de jueces y magistrados: ¿una buena idea?

El ex presidente López Obrador quiere que jueces y magistrados sean elegidos directamente por el pueblo. ¿Una profundización o una amenaza para la democracia? Planteamos la pregunta a Luc Walleyn, abogado del Colegio de Abogados de Bruselas y de la Corte Penal Internacional. Walleyn es también ex presidente de Abogados sin Fronteras y trabajó en torno al genocidio ruandés y las masacres de Sabra y Shatila durante la guerra civil libanesa.

“En una sociedad democrática ideal, se puede considerar la elección de jueces, aunque yo lo vería principalmente a nivel local, para un tribunal de paz o un tribunal policial. También se puede considerar en situaciones específicas como medida de emergencia, como los tribunales gacaca (comunitarios) en Ruanda.

“En nuestra sociedad actual, pero sobre todo en un país inestable como México, una elección de jueces de este tipo sólo puede beneficiar a los grupos dominantes, ya que controlan los medios de comunicación y tienen la capacidad de financiar las campañas electorales. Un poder total del gobierno para nombrar a los jueces es problemático desde un punto de vista democrático.

“Además, el oficio de juez se ha vuelto técnicamente muy complejo. Incluso en un caso sencillo, un juez tiene que tener en cuenta las normas locales, nacionales e internacionales, y dominar la doctrina y la jurisprudencia. También debe tener las cualidades psicológicas y humanas necesarias”.

Walleyn prefiere, por tanto, un sistema como el que tenemos en Bélgica y que, con algunas variaciones, existe también en otros países: “Los jueces son nombrados por el Gobierno, pero éste debe seguir el parecer del Consejo Superior de la Magistratura (CSM). Sus miembros son en parte elegidos en el seno de la magistratura y en parte nombrados por el Senado para representar a la sociedad.

“El CSM evalúa a los candidatos a magistrados por sus conocimientos y experiencia, pero también por sus cualidades humanas, y para los altos cargos por una propuesta de programa relacionada con la gestión de la estructura en cuestión. También recaba la opinión de los colegas con los que han trabajado y/o trabajarán y del colegio de abogados local.

“Lo negativo de nuestro sistema”, concluye Walleyn, “es el nombramiento vitalicio. Eso hace que sea imposible destituir a los magistrados incompetentes, más allá de la técnica del ascenso”.

Los que ya no están

En los últimos seis años, más de 190.000 mexicanos fueron asesinados. Bajo la presidencia de Felipe Calderón (2007-2012), un periodo ya horroroso en su momento por la violencia, fueron 120.463. Bajo el mandato de AMLO 50.000 personas desaparecieron sin que se investigaran sus casos. Son cifras que igualan o superan las de un país en conflicto armado interno.

Los asesinatos son sobre todo obra del crimen organizado, pero también se persigue a opositores políticos, activistas medioambientales y líderes de comunidades indígenas que protestan contra los megaproyectos del gobierno. Fueron asesinados 38 periodistas por su profesión. 4817 mujeres fueron víctimas de feminicidio, asesinadas por ser vulnerables como mujeres en una cultura machista.

“La violencia y la impunidad continúan”, declaró a MO* en una entrevista Santiago Aguirre Espinosa, director del Centro Prodh de derechos humanos en la Ciudad de México. “El gobierno no ha facilitado en absoluto el acceso a la justicia de las víctimas ni de los pobres y, por el contrario, ha atacado constantemente al poder judicial, al igual que a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos”.

Con una reforma de la justicia en un clima de impunidad en el que el 98% de los crímenes siguen sin resolverse, Aguirre afirma que se ha cruzado claramente una línea roja y que la democracia está sufriendo presiones.

La tragedia sin resolver de Ayotzinapa pesa especialmente. Es una herida abierta que se remonta a 2014, bajo la presidencia de Peña Nieto. Entonces, en Iguala, en el estado mexicano de Guerrero, fueron asesinados 3 estudiantes y secuestrados otros 43, todos ellos de la escuela de Ayotzinapa. Nunca fueron encontrados sus cuerpos, presumiblemente quemados. Una comisión internacional de investigación del caso volvió a abandonar el país y se archivaron los documentos que apuntaban hacia el ejército.

Aguirre Espinoza: “Se prometió desentrañar la tragedia de Ayotzinapa, pero se protege al ejército. Se prometió respetar a los migrantes, pero decenas de migrantes murieron mientras eran custodiados por el Estado. El presidente prometió respetar la crítica, pero en sus programas matutinos de televisión ha agredido e insultado constantemente a periodistas y organizaciones civiles críticas durante los últimos seis años; nosotros mismos fuimos objeto de este tipo de ataques en más de 30 ocasiones”.

Mientras tanto, con López Obrador, el crimen organizado ha podido ampliar impunemente su influencia. La estrategia de AMLO para frenar la violencia fue “abrazos, no balazos” para los cárteles. “No se puede combatir la violencia con violencia, cada vida humana cuenta para nosotros”, dijo López Obrador.

Jacobo Dayán: “La estrategia de seguridad de AMLO fue entregar todo el territorio al crimen organizado para no tener que enfrentarlo. Esto ha provocado que hoy este último controle todo el territorio. Esto es simplemente criminal e irresponsable.

“También hay un gran entrelazamiento del crimen organizado con la política, el ejército, la policía y el poder judicial. El crimen organizado ha aumentado, así como la violencia y la extorsión. Incluso el acceso a los alimentos está controlado por ellos. La estrategia de pacificación del presidente consiste en que se maten entre ellos. Pura locura”.

Militarización de gran alcance

Aunque López Obrador prometió devolver el ejército a los cuarteles, ha ocurrido lo contrario. AMLO ha asignado todo el ámbito de la seguridad pública a la Guardia Nacional, que ocupa el lugar de la policía pero forma parte del ejército.

En la serie de enmiendas constitucionales que su partido Morena quiere introducir, se quiere hacer permanente esa tarea de la Guardia Nacional, que ahora es una medida excepcional. La seguridad interior pasará entonces a ser una tarea del ejército y no de la policía, algo que nunca había ocurrido en la historia de México, dijo a Radio Fórmula Lilian Chapa Koloffon, experta en el tema.

Al ejército también se le otorgaron otras áreas civiles bajo su competencia, como los controles aduanales, el control de puertos y aeropuertos, la distribución de medicamentos, la construcción de aeropuertos, bancos y grandes obras de infraestructura. De esta manera, López Obrador ató al ejército al poder presidencial con una serie de privilegios. Además, el ejército no está obligado a hacer públicos sus documentos sobre obras de infraestructura, megaproyectos o grandes licitaciones.

Algunos de estos proyectos han provocado duras críticas, como el tristemente célebre Tren Maya, una línea ferroviaria de 1.500 kilómetros que atraviesa cinco estados (Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán en Quintana Roo). El trazado tiene un gran impacto ecológico e implica el despojo de más de tres mil familias.

En el sur, el ejército, los paramilitares y los grupos criminales colaboran para desalojar a los indígenas de sus territorios. Los líderes comunitarios que se resistieron fueron desaparecidos o capturados. Pero para AMLO, es una forma de llevar el “desarrollo” al sur pobre.

Esperanza desde Estados Unidos

López Obrador es un presidente consumado, su compañera de partido Claudia Sheinbaum es ahora la -primera mujer- presidenta de México. Pero la sombra de AMLO es larga y no está exenta de riesgos. Muchos se preguntan si Sheinbaum tomará realmente el poder. ¿Será capaz de trazar su propio rumbo o es sólo una marioneta de su predecesor?

Parece poco probable que, una vez que llegue a la presidencia, Sheinbaum quiera y pueda cambiar las cosas. Ha apoyado plenamente todas las medidas anteriores, incluidas las muy controvertidas como la reforma de la justicia o la Guardia Nacional. Los nombramientos de su gabinete también indican que seguirá el mismo rumbo. El hijo de AMLO, Andy López Beltrán, se convertirá en el nuevo líder de Morena y no cabe duda de que su padre, aunque con menos protagonismo, seguirá desempeñando un papel importante.

Hay esperanza, sin embargo, de que Sheinbaum construya una política climática ambiciosa a partir de su formación como climatóloga. Jacobo Dayán también alberga un atisbo de esperanza de que el nuevo presidente dé un poco más de espacio a las voces críticas. Además, el director del Instituto Tlatelolco ve el siguiente reto: “La oposición política y la sociedad civil han sido aplastadas, debilitadas y divididas. La principal tarea que nos queda es construir resistencia y resistir. Las organizaciones indígenas están haciendo esfuerzos: está el movimiento de víctimas, los jóvenes de las universidades también intentan organizarse, pero no hay una contrafuerza unida”.

Cuando le pregunto a Marco Appel, periodista mexicano de Underground Periodismo Internacional y ex periodista del semanario mexicano Proceso, entre otros, de dónde sacan esperanza los mexicanos, su respuesta es sorprendente: “De Estados Unidos”. Y eso por primera vez en la historia del país. Decía el refrán: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”.

Hoy es Estados Unidos quien exhorta a México a frenar la violencia, respetar los derechos humanos y frenar el crimen organizado”, sostiene Appel.

Por el contrario, es la primera vez en su historia que EEUU ve a México no como una oportunidad sino como un problema: de migración, drogas, crimen organizado y recientemente como un vecino con creciente presencia china. La evolución de las relaciones entre ambos dependerá en parte del vencedor de las elecciones presidenciales de noviembre.

Para Sheinbaum puede ser Kamala Harris.


Aquí puedes leer el texto original en neerlandés.