Nunca imaginé queridas lectoras y lectores de Corresponsal que alguna vez volvería a escuchar la frase que da título a este post y que inevitablemente nos remonta a tiempos horrendos de la historia.
Me explico mejor: hace 92 años cuando los nacionalsocialistas, liderados por Adolfo Hitler, llegaron al poder en Alemania y comenzaron a imponer la dictadura nazi (en donde nadie que no cumpliera los estándares de “pureza aria” era bien visto) pocos, muy pocos, vislumbraron el peligro de aquello. Tras la abierta persecución, hostigamiento y exterminio de judíos, sinti roma (gitanos), homosexuales, discapacitados y enemigos políticos que vino sólo un par de años después tristemente la mayoría de los sobrevivientes fueron los que se fueron.