Aliadas infames de los cárteles mexicanos en Europa, las mafias italianas han perdido poderío en las últimas décadas gracias a una serie de leyes cuyo parto costó mucha sangre y sufrimiento a la sociedad de ese país. Italia se convirtió en un ejemplo internacional de cómo hay que combatir al crimen organizado y su halo de corrupción. Sin embargo, el gobierno ultraderechista de Georgia Meloni está debilitando ese sistema. “Los mecanismos legales establecidos en la década de 1990 están ahí por una razón, y no deben cambiarse sin una cuidadosa consideración. De lo contrario, todos podríamos pagar el precio”, escribe Felia Allum, profesora de la Universidad de Bath, en Reino Unido, en este artículo publicado por la versión europea de The Conversation y que Underground Periodismo traduce al español con la debida autorización.
Por Felia Allum*
La escritora Alison Jamieson describió en una ocasión la lucha contra el crimen organizado en Italia como el “sube y baja mafia-antimafia”. Ha habido muchos altibajos en esta larga historia. Y, sin embargo, en este momento, parece que el balancín se inclina del lado de la mafia.
Se podría argumentar que Benito Mussolini casi consiguió erradicar a los grupos mafiosos durante su dictadura. Cuando el propio régimen es el que intimida, no hay mucho espacio en el que puedan actuar los delincuentes.
Sin embargo, la agenda derechista del actual gobierno está influyendo negativamente en la lucha contra la mafia. En nombre de la “eficacia” y la “privacidad”, se están manipulando leyes que han demostrado su eficacia en la lucha contra las mafias y la corrupción.
Los fiscales, la policía y las asociaciones de la sociedad civil han sido pisoteados por una administración que no parece querer debatir sobre las actividades y la infiltración de la mafia. Y mientras tanto, las reformas de los medios de comunicación y de la vida pública están teniendo peligrosas repercusiones.
1. Imposibilidad de informar sobre la mafia
Desde su llegada al poder, el gobierno de la primera ministra Giorgia Meloni ha introducido reformas restrictivas en los medios de comunicación. Con o sin intención, estas reformas dificultan la información sobre la mafia.
Mientras que antes los periodistas podían informar sobre todas las pruebas de una investigación sobre la mafia, un cambio en la ley limitará pronto esta posibilidad a citar únicamente una selección de registros telefónicos interceptados, utilizados por los jueces de instrucción en su orden de detención previa, y no las pruebas de toda la investigación.
Tampoco podrán citar directamente todas las interceptaciones telefónicas hasta que concluyan las investigaciones. Esto limita su capacidad para informar sobre las complejas actividades y redes de la mafia.
2. Abolición del delito de abuso de funciones
El Gobierno italiano también ha abolido el delito de “abuso d’ufficio” (abuso de funciones), que también ha tenido repercusiones en la prevención de la delincuencia organizada. Se ha argumentado que era una medida necesaria porque la ley derogada limitaba el poder de decisión de los administradores locales. Al parecer, éstos temían especialmente ser acusados de comportamiento inadecuado en los procesos de licitación pública.
Sin embargo, la abolición de esta ley ha facilitado que los funcionarios públicos incurran en prácticas irregulares como el clientelismo (trato preferente a cambio de apoyo político), el nepotismo y la corrupción, una parte clave de cualquier infraestructura de delincuencia organizada. Esta reforma ha abierto potencialmente las puertas a una mayor delincuencia de cuello blanco a nivel local.
3. Limitar el uso de escuchas telefónicas
El uso de la interceptación para infiltrarse en las comunicaciones es controvertido en algunos países, pero en Italia ha sido una herramienta vital contra la mafia. Recopilar pruebas escuchando conversaciones y espacios privados ha sido una de las tácticas más importantes y eficaces para comprender las estrategias, dinámicas y actividades de la mafia a lo largo de las décadas.
Pero una nueva ley en trámite parlamentario limitará a las autoridades a vigilar únicamente las llamadas de un sospechoso durante un máximo de 45 días, salvo circunstancias excepcionales. Los sospechosos de mafia y terrorismo quedan excluidos de este cambio, pero se aplicará a los delitos adyacentes a los casos de mafia, que suelen ser cruciales para cerrar el cerco a la delincuencia organizada.
Reducir el uso de esta herramienta significa dejar de investigar los círculos más amplios de los facilitadores de la mafia, como abogados, contables y socios comerciales. Centrarse en esta zona gris es a menudo el mejor camino hacia el centro. Al reducir la eficacia de esta herramienta, será más difícil perseguir a los facilitadores de la mafia, lo que permitirá a ésta reforzar su poder social y económico.
4. Recorte de las ayudas a los testigos del Estado
Los testigos del Estado -delincuentes que revelan sus delitos y colaboran con el Estado a cambio de una nueva vida e identidad- han contribuido enormemente a la lucha contra la mafia. Voces internas como la del gángster siciliano de alto rango Tommaso Buscetta han cambiado el juego antimafia.
En 1984, Buscetta aportó pruebas concretas de lo que los fiscales creían que estaba ocurriendo en Sicilia, lo que dio lugar a importantes avances. En aquel momento, el Estado italiano no podía protegerle, así que las autoridades estadounidenses intervinieron para proteger a Buscetta después de que éste se hubiera vuelto contra sus antiguos socios.
En 1991, el legendario juez antimafia Giovanni Falcone estableció en Italia un programa estatal completo de protección de testigos: un estricto régimen de protección y un contrato entre el Estado y los antiguos delincuentes. En 2001, todos los partidos políticos lo suavizaron, haciendo menos atractivo convertirse en testigo del Estado. En 2024, se está debilitando de nuevo.
Los testigos del Estado ya no reciben automáticamente una cantidad a fondo perdido para empezar una nueva vida tras colaborar con el Estado. La agencia estatal que gestiona este acuerdo ha decidido retener la asignación a fondo perdido porque, según argumenta, estos testigos deben al Estado los servicios prestados, incluidas las costas judiciales y penitenciarias, las multas y otras sanciones.
Este “paquete de indemnización” ha sido durante mucho tiempo un importante incentivo para cualquiera que piense en arriesgar su vida para volverse contra la mafia. A menudo se utiliza para comprar una casa o abrir un negocio.
Luigi Li Gotti, famoso abogado penalista, y Gian Carlo Caselli, ex fiscal jefe de Palermo, han denunciado esta situación.
Una lucha antimafia que cojea
Italia ha sido líder mundial en la lucha contra la delincuencia organizada desde que empezó a tomarse en serio el problema en los años noventa. Pero los cambios recientes están socavando lentamente este estatus.
Las mafias italianas son, por definición, organizaciones complejas e insidiosas. Se necesitan leyes para hacer frente a sus múltiples actividades y cómplices, especialmente a medida que se expanden por el extranjero. Los mecanismos legales establecidos en la década de 1990 están ahí por una razón, y no deben cambiarse sin una cuidadosa consideración. De lo contrario, todos podríamos pagar el precio.
*La Doctora Felia Allum se incorporó a la Universidad de Bath en 2002 como profesora de Historia y Política de Italia. Se graduó en Política en la Universidad de Newcastle y obtuvo un máster en Política y Política Europea en la London School of Economics. Completó su doctorado sobre la Camorra napolitana en el Departamento de Gobierno de la Universidad de Brunel (West London) en 2000, donde fue profesora asistente de posgrado. Antes de venir a Bath, fue profesora de Política Europea en el Instituto Polis de la Universidad de Leeds. Es coorganizadora del Grupo Permanente sobre Delincuencia Organizada del Consorcio Europeo de Investigación Política. Es coautora de Graphic Narratives of Organised Crime, Gender and Power in Europe (Routledge, mayo de 2022). Allum es bilingüe en inglés y francés y habla italiano con fluidez.
This article is republished from The Conversation under a Creative Commons license. Read the original article.