BRUSELAS, Bélgica.- Es probable que el próximo primer ministro de Francia sea un joven político de extrema derecha que se ha manifestado -como su partido- en contra de que México pueda exportar los productos agrícolas que ya acordó en su nuevo tratado comercial con la Unión Europea (UE), el cual está aún por aprobarse.
Ese joven es Jordan Bardella, una estrella política de 28 años que desde 2021 preside Reagrupación Nacional (RN), el partido ultraderechista que arrasó en Francia en las elecciones para diputados del Parlamento Europeo que tuvieron lugar del 6 al 9 de junio pasado.
El partido fundado por el polémico exmilitar Jean-Marie Le Pen en 1972 con el nombre de Frente Nacional -el cual cambió a RN en 2018-, obtuvo 31 por ciento de los votos, más del doble del 14.6 por ciento captado por su más cercano competidor, Besoin d’Europe (Necesidad de Europa), la coalición socioliberal encabezada por el partido del presidente Emmanuel Macron, Renaissance (Renacimiento).
En otros países europeos las fuerzas ultraderechistas también consiguieron buenos resultados en el número de curules que tendrán en el Parlamento Europeo. Pero en Francia el presidente Macron decidió sorpresivamente disolver la Asamblea Nacional y convocar nuevas elecciones para este 30 de junio y 7 de julio, de tal modo que los votantes tendrán que decidir si refrendan el triunfo de la extrema derecha y convierten a Bardella, si es el caso, en primer ministro (Bardella ha declarado recientemente que sólo aceptaría ocupar el cargo de jefe de gobierno si su partido obtiene la mayoría absoluta).
Bardella formó parte del Parlamento Europeo en la legislatura que termina (2019-2024). Se destacó por su poca actividad y participación en la propuesta de leyes y resoluciones.
Sin embargo, Bardella sí se sumó a las voces que desde su grupo político en el Parlamento Europeo, denominado Identidad y Democracia (ID) -conformado por partidos similares al suyo de otros países del bloque- cuestionaron las cuotas de acceso al mercado europeo de productos agrícolas mexicanos.
Caracterizada por sus posturas proteccionistas, la extrema derecha francesa -y europea en general- estima que tal apertura comercial es excesiva y contraria a los intereses de los ganaderos y agricultores locales, sumidos en una aguda crisis y quienes componen una importante base de sus electores.
Así, el 7 de mayo de 2020, a unos meses de haber estallado la epidemia de coronavirus, el eurodiputado Bardella envió una pregunta escrita a la Comisión Europea que decía:
“Los ganaderos franceses de vacuno llevan años sufriendo los efectos devastadores de los bajos precios, pero con la crisis sanitaria su situación ha empeorado de repente. La caída de los precios amenaza el futuro a corto plazo de muchas explotaciones.
“A finales de abril de 2020, la Unión Europea y México concluyeron un acuerdo comercial que se ha estado negociando durante muchos años. Como resultado, 20 mil toneladas de carne de vacuno mexicana entrarán probablemente en el mercado de la UE habiendo pagado sólo unos derechos de aduana muy bajos”.
El joven eurodiputado cuestionó entonces a las autoridades europeas en la materia:
- Una vez en vigor, ¿no es más que probable que este enésimo acuerdo de libre comercio no haga sino acelerar la pérdida de pequeñas explotaciones en el sector bovino francés?
- ¿Qué salvaguardias ha previsto la Comisión para protegerlas?
Otros cuatro miembros de ID también expresaron en comunicaciones escritas su preocupación por el nuevo acuerdo comercial, en particular por el futuro de las inversiones europeas debido a la política económica del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, así como por la importación de productos agrícolas de México que, señalan, afectarían negativamente a los ganaderos y agricultores europeos y no estarían sometidos a los mismos estándares sanitarios, ambientales y sociales.
Los mencionados eurodiputados del ultraderechista ID fueron el austriaco Harald Vilimsky, el belga Filip De Man, y las dos francesas -del grupo RN de Bardella– Hélène Laporte y Mathilde Androuët.
La respuesta a las preguntas de Bardella llegaron el 15 de julio de aquel 2020. En ella, el comisario europeo de Agricultura y Desarrollo Rural, Janusz Wojciechowsky, explicó que México obtuvo en el nuevo tratado comercial un contingente arancelario de 10 mil toneladas de carne de vacuno, introducidas progresivamente en cinco años, con un impuesto permanente de 7.5 por ciento. Que esa cantidad representa el 0.15 por ciento de la producción de la UE y 0.13 por ciento de su consumo. Y que como resultado de las negociaciones, la UE obtuvo un contingente arancelario para su carne de vacuno tres veces mayor, de 30 mil toneladas, sin impuestos aduaneros a partir del séptimo año.
El comisario le informó también a Bardella que la UE, un gran exportador mundial de despojos de carne vacuna, había conseguido igualmente meter 10 mil toneladas al mercado mexicano, sin pago alguno de aranceles a partir del séptimo año. Y aunque México obtuvo la misma cuota, dijo, se sabe que este es un importante país importador de despojos.
El apartado agrícola de los acuerdos comerciales de la UE es siempre un tema muy sensible para muchos de sus Estados miembros. Francia, uno de los principales. Apenas en febrero pasado, el presidente Macron afirmó que seguirá oponiéndose al acuerdo con el Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) en su estado actual porque, según él, daría acceso a productos que no siguen las reglas europeas. Aunque algunos sindicatos franceses del sector se han quejado del acuerdo con México, la hostilidad no ha sido la misma que con el Mercosur.