BRUSELAS, Bélgica.- Contrario a los dichos del presidente Andrés Manuel López Obrador, México sí es un centro de producción y de exportación a Estados Unidos de fentanilo. Y no sólo eso: también es un país de consumo de la droga el cual se dirige hacia una “catástrofe sanitaria”, afirma un reportaje de la televisora europea ARTE transmitido el pasado 2 de junio.
“El cortejo de muerte del fentanilo enluta todos los días Estados Unidos. (Pero) México, antes un simple país de fabricación y de tránsito (de esta droga), se volvió también consumidor“, asevera el trabajo documental realizado por los periodistas Laurence Cuvillier y Matthieu Conin bajo el título Fentanilo: el nuevo veneno de los cárteles mexicanos.
“Es un fenómeno muy grave que afecta a todas las clases sociales. Hemos tenido hasta casos de sobredosis de niños”, explica en el reportaje Alán León, jefe de un equipo de rescatistas de la Cruz Roja en Tijuana.
Los periodistas siguieron al paramédico en una intervención de emergencia por sobredosis de fentanilo en la vía pública. Eran apenas las 4 de la tarde y el rescatista ya se había ocupado de otras siete intervenciones similares. Durante la filmación llegó una llamada más para que acudiera a salvar a un camionero que yacía inmóvil en su casa. El hermano del paciente contó a León que una semana antes habían fallecido dos amigos suyos también de sobredosis de fentanilo.
“Aquí vivimos una triple pandemia”, refiere el paramédico de la Cruz Roja a los periodistas europeos: “durante el covid tratamos casos graves todo el día; al lado de eso las sobredosis de fentanilo explotaron, y luego están todos los conflictos ligados al tráfico de drogas, como las decenas de heridos de bala. Todo ello al mismo tiempo”.
El fentanilo, un opiáceo de síntesis considerado 50 veces más poderoso que la heroína, ha causado en Estados Unidos una pandemia inédita de adicción y muerte cuyo combate se ha convertido en una prioridad política de Washington, así como motivo de tensiones diplomáticas con el gobierno de López Obrador, quien niega la responsabilidad de los cárteles mexicanos en esa crisis sanitaria.
En 2021, en Estados Unidos fallecieron por sobredosis de esa droga casi 70.000 personas, en muchos casos muy jóvenes. López Obrador sostiene que eso sucede por una “desatención de los jóvenes, la desintegración de la familia y la pérdida de valores”.
El reportaje de ARTE cuestiona esa visión. “Al otro lado del espejo -dice la producción europea-, en México se está orquestando ese desastre sanitario: (en el país) se elabora la mercancía, se perfeccionan las técnicas para engañar a las autoridades y se planifica la distribución”.
Peor aún: según se puede constatar a lo largo de los 24 minutos que dura la investigación periodística, la llegada del fentanilo y otros opiáceos sintéticos ha sacudido el mundo del narcotráfico mexicano. Los cárteles se han beneficiado de forma inesperada porque ya no necesitan cultivar amapola, ni dependen más de las comunidades rurales para producir opio (que se extrae de la amapola y con el que se produce la heroína).
Un campesino de Sinaloa lleva a los periodistas a la única sobreviviente de las cuatro parcelas en las que antes cultivaba amapola. Dice que no lo hace por ganar dinero como hasta hace unos años: el precio del gramo de opio cayó de 36 pesos a 7 tras la llegada del fentanilo.
“El fentanilo, que se presenta en forma de pastillas de aspecto inofensivo es ligero, discreto y fácil de producir y transportar. Salvo que una sola pastilla puede matar. Y los estragos de esta sustancia se extienden poco a poco por el continente americano“, comenta el reportaje. Su rentabilidad no tiene comparativo. Un kilo de fentanilo puro es suficiente para fabricar un millón de pastillas con un costo de producción de 1 centavo de euro por unidad. En las calles de Estados Unidos cada una se vende a un precio de 10 euros.
Un narcotraficante sinaloense declara a la televisora europea que montar un laboratorio de producción de pastillas de fentanilo requiere una inversión de 20 millones de pesos, pero éste después puede generar beneficios de 80 o 90 millones de pesos mensuales.
“El fentanilo llegó al mercado y no saldrá jamás. Se producen millones de pastillas al día (en México). Nadie va a poder detener eso“, afirma un hombre identificado en el reportaje como Flavio, quien asegura que él fabricaba entre 200.000 y 300.000 pastillas del opiáceo todos los días en laboratorios clandestinos de Culiacán.
El trabajo periodístico finaliza con un dato pesimista: cada vez más paquetes decomisados por la policía mexicana no están dirigidos hacia Estados Unidos sino al interior del país.