A pesar de las críticas por parte de científicos independientes, el gobierno de Vladimir Putin autorizó en octubre de 2020 el uso de la vacuna EpiVacCorona contra el COVID-19, la segunda tras la Sputnik V. Desarrollado por la antigua agencia del Estado soviético ocupada en la guerra biológica, el fármaco contra el coronavirus no parece proteger lo suficiente. The Insider, un portal independiente ruso de investigación, entrevistó a familiares de fallecidos de COVID a quienes se aplicó la EpicVacCorona (la que Venezuela ya anunció que comprará y producirá localmente).
Underground obtuvo el permiso para traducir y reproducir el reportaje publicado el 5 de octubre pasado.
Una nueva oleada de coronavirus está arrasando Rusia, con más de 800 muertes al día, el mayor número de muertes en el mundo y la mayor tasa de mortalidad para Rusia en la historia de la epidemia. Mientras tanto, miles de rusos siguen sin recibir “nada” en lugar de vacunas de eficacia probada. Aunque EpiVacCorona lleva mucho tiempo en el epicentro de un escándalo (su eficacia es muy cuestionable y sus desarrolladores han sido acusados de falsificar datos), todavía no ha sido retirada de la circulación.
Según las autoridades, a principios de agosto más de un millón de personas en Rusia habían sido vacunadas con el medicamento. Muchas de ellas enfermaron tras la vacunación y algunas incluso murieron a causa del COVID. The Insider habló con amigos y familiares de las víctimas.
Según datos oficiales, más de un millón de personas han sido ya vacunadas con EpiVacCorona; este año VECTOR (*abreviatura en ruso del Centro Nacional de Investigación de Virología y Biotecnología) tiene previsto aumentar la producción a 5 millones de dosis al mes. Quienes reciben esta vacuna esperan estar protegidos contra una forma grave de la enfermedad, pero parece que los expertos tenían razón sobre su ineficacia y los resultados falsos de los ensayos; en todo caso, The Insider ya ha descubierto bastantes historias en las que los receptores de esta vacuna han muerto a causa de COVID-19.
“El 2 de julio falleció mi madre”, explica Nadezhda Erofeeva, de Irkutsk, a The Insider. “Tenía 60 años. Iba a visitar a su madre y decidió vacunarse; se apuntó para recibir la Sputnik, pero resultó no estar disponible y le dieron EpiVac. Pronto se enfermó de COVID, la vacuna no sirvió de nada, la enfermedad fue muy grave, aunque mi madre no tenía ninguna enfermedad crónica. Estuvo 10 días enferma en casa y luego pasó tres semanas en la UCI (unidad de cuidados intensivos). La causa de la muerte fue una insuficiencia respiratoria aguda, no una complicación relacionada”.
Nadezhda está indignada porque no se informa a la gente de la ineficacia de EpiVac:
“Con esta historia no quiero agitar nada ni suscitar un debate en torno a un tema que ya es delicado. Pero quiero pedir a la gente que se pronuncie. Si hubiéramos tenido toda la información de antemano, antes de que mamá decidiera vacunarse, quizá su decisión hubiera sido diferente. Mi abuela de 82 años, con un montón de dolencias crónicas graves, tuvo una forma más leve de la enfermedad que mi madre con EpiVac. ¿Quién va a responder por eso ahora?”.
Recientemente, la Duma Estatal (*la cámara baja del parlamento) aprobó en primera lectura un proyecto de ley para incluir las vacunas preventivas contra el coronavirus en el esquema nacional de vacunación. Estas enmiendas harían obligatoria de facto la vacunación contra el COVID-19 para profesores, médicos, trabajadores sociales y algunas otras profesiones. Pero, de hecho, muchos empresarios ya han obligado a sus empleados a vacunarse, amenazandolos con despedirlos en caso contrario. Algunos trabajadores no esperan a las amenazas y deciden vacunarse para no arriesgar su puesto de trabajo. El único problema es que, si bien existen artículos científicos publicados a nivel internacional y estadísticas más o menos fiables sobre la eficacia de Sputnik, no existen datos fiables sobre la seguridad de EpiVac, y mucho menos sobre su eficacia contra COVID-19.
“Mi colega Gennady Ruev, profesor asociado del Departamento de Información y Tecnología de la Universidad Estatal de Arquitectura e Ingeniería Civil de Novosibirsk, doctor en física y matemáticas y simplemente una persona maravillosa, murió recientemente”, dice Natalia. “Murió a causa de los graves efectos del COVID, que contrajo un mes después de recibir la vacuna EpiVacCorona. Esto plantea una serie de preguntas: ¿la vacuna de Novosibirsk (*la ciudad sede de VECTOR) es inútil? ¿O también es perjudicial?”.
“En abril y mayo de este año vacuné a mis padres discapacitados con EpiVac”, dijo Irina a The Insider. “Mi médico me dijo que EpiVac se tolera bien a mi edad y no causa ningún efecto secundario. Busqué en Google y leí cosas, y en todas partes está escrito que la vacuna es eficaz, que ofrece la máxima protección contra todas las cepas y otras tonterías. Mi hermana (también vacunada) llevó la COVID a casa de nuestros padres. Mamá cayó enferma el 28 de julio y el 29 de julio la ingresamos en un hospital Covid cerca de Moscú con un 10% de daño pulmonar. El 7 de agosto, mamá falleció. La causa que figuraba en el certificado de defunción era un fallo cardiopulmonar unido a una cardiopatía coronaria, y nos entregaron su cuerpo en una bolsa de polietileno, como hacen con los cuerpos de los que mueren por coronavirus. Papá enfermó el 31 de julio, lo ingresamos en un hospital Covid el 2 de agosto con un daño pulmonar del 10 al 15%. Papá también falleció. ¿Qué clase de protección es ésta si el primer síntoma es un daño pulmonar colosal? Sí, me han dicho que mis padres eran ancianos (tenían 73 años), que tenían muchas enfermedades relacionadas, ¡pero lo que los desarrolladores de la vacuna habían prometido era protección para los ancianos! Me he recuperado de la pena y me invade el deseo de llegar al fondo del asunto. ¿Hemos tenido simplemente mala suerte o EpiVac es una estafa?”
Tatiana, de Irkutsk, contó a The Insider una historia similar: “Mi marido recibió dos inyecciones de EpiVacCorona en el Policlínico nº 4 de Irkutsk. Estábamos esperando esta vacuna en particular, no teníamos dudas sobre su eficacia. Enfermó el 11 de junio, le hicieron un TAC (*tomografía computada de tórax) que mostró un 35% de daño pulmonar en ambos pulmones. Fue ingresado en el hospital del distrito de Shelekhov. Su estado no mejoró. Al cuarto día de estancia en el hospital, el TAC mostró un 92% de daño pulmonar. Estuvo conectado a un ventilador durante los últimos tres días. Y a mediados de julio falleció. Tenía 37 años. No tenía comorbilidades”.
“Yo misma recomendé EpiVacCorona a mi marido. Confiaba en Vector”, dice Tatiana. “Leí que era más fácil de tolerar. Y creí que gracias a él, mi marido tendría una forma más leve de COVID. Pero ¡ay! Pasó un mes en la UCI sin ningún contacto con su familia. Dejó dos hijos, de 15 y 7 años. En cuanto a mí, estoy en tratamiento por un cáncer de mama. Él era mi base”.
En agosto, llegó la noticia de la muerte del actor de teatro “Most” Yuri Ogulnik, que fue vacunado con EpiVac (aunque sólo recibió una dosis). Según su hija, Svetlana Bogdanova, su padre estaba perfectamente sano antes de la infección: “Sí, sí, es difícil de creer, a la edad de 76 años no tomaba nunca medicamentos, hacía yoga y saltaba por el escenario (realmente saltaba). Todos los que le conocían le admiraban por su juventud, su excelente piel y su semblante sano”.
También en agosto llegó la noticia de que una familia entera -los cónyuges Mikhail y Lali Kolesnikov y la madre de Lali, la abuela Rita- había muerto en el pueblo de Khutor, en la región de Krasnodar. Su hija de 12 años quedó huérfana. Las tres víctimas habían sido vacunadas con EpiVacCorona; fueron a Moscú para vacunarse, ya que creían que EpiVac tenía menos efectos secundarios. Tenían razones especiales para preocuparse por los “efectos secundarios”, ya que la pareja (y según otros informes, la abuela de Rita) tenía enfermedades que requerían diálisis renal. Un familiar dijo al medio Bloknot.Krasnodar que “cada uno de ellos tenía una causa de muerte diferente en el certificado de defunción, pero el COVID y el daño pulmonar se mencionaban en todos ellos”. Una fuente de la agencia de salud pública dijo a la agencia de noticias RIA Novosti que la pareja y la madre de la esposa murieron después de que se les diagnosticara COVID-19, unos 10-12 días después de recibir la primera dosis de la vacuna EpiVac.
También hay quienes han sobrevivido después de experimentar los graves efectos que se supone que la vacuna previene. Vitaly, de Petropavlovsk-Kamchatsky, fue vacunado con EpiVacCorona en mayo y cayó enfermo en julio. Fue hospitalizado con un 60% de daño pulmonar. “Tardé mucho en decidirme a vacunarme, pero la elección de una vacuna concreta no me importaba en absoluto. Me puse la vacuna que había en la clínica. Era EpiVacCorona”, dijo Vitaly a V1.ru.
“El 27 de julio estaba con mis familiares en la dacha (*casa de campo) y uno de ellos tuvo una fiebre repentina. Me tranquilicé pensando que estaba vacunado y que, en teoría, no era probable que contrajera el COVID. Pero al cabo de un par de días me dio fiebre. El médico me recetó medicamentos, pero sólo me hicieron sentir peor. Me costaba respirar, caminar, sentarme, todo era difícil. Me sentía como si me estuviera muriendo. Con una saturación de 84 y un daño pulmonar de más del 60%, me ingresaron en el hospital regional. Las salas de urgencias estaban llenas, estuve con soporte de oxígeno durante siete días, luego otros cinco días de terapia, me dieron el alta con un test positivo, ahora me estoy recuperando en casa.”
“Te contaré mi trágica historia. Mi madre tiene 81 años. Fue a vacunarse al centro de longevidad en junio, tenía una cita individual, un contacto mínimo”, publicó Eugenia en el canal de Telegram “EpiVacCorona reviews“. “Queríamos Sputnik. El médico me convenció de EpiVac. Me dijo que estaba recomendado para personas mayores. Yo mismo ya había tenido la Sputnik. Mi reacción fue fuerte, pero soportable. Mamá, que es médico, se lo pensó mucho y finalmente aceptó el EpiVac. El médico parecía muy convincente.
“Mamá no tenía ninguna contraindicación. Tuvo fiebre con una temperatura de 37 Celsius durante un día, y eso fue todo. A continuación, mi madre y yo leímos sobre EpiVac y tomamos consciencia. Mi madre rechazó la segunda inyección; exigió la Sputnik. Su petición fue denegada. Entonces decidió no hacer nada en absoluto. Tuvimos que volver a tratar este tema en agosto porque se acercaba una operación de ojos. Una vez más vimos al médico. ‘No tolerarás la Sputnik, la primera dosis es la más fuerte, haz una segunda EpiVac y ve a tratarte los ojos’. Eso es lo que dijo literalmente. Hicimos un segundo EpiVac el 30 de agosto. Dijeron que el largo intervalo entre las inyecciones no era un gran problema. El 4 de septiembre, mi madre tuvo una hemorragia estomacal. Dos días en el hospital, un día en cuidados intensivos y mamá se fue. El diagnóstico es COVID, neumonía viral. No podemos averiguar qué causó la hemorragia. Su cuerpo debilitado reaccionó así. El hospital no hizo nada. Esperaron y luego la trasladaron, ya inconsciente, al hospital de covid”.
“Buenas tardes. Mi marido y yo nos vacunamos con EpiVac, no tuvimos opción en su momento, pero confiamos en Vector”, publicó Tatiana en el mencionado canal de Telegram. “La segunda vacunación fue el 17 de mayo. Entonces hicimos la prueba de los anticuerpos, los de mi marido eran 0 y los míos 2,06. Me dijeron que tenía un gran resultado. Ahora los dos estamos enfermos de COVID. Mi marido enfermó sin anticuerpos en 4 días; yo estoy ingresada en el Primer Hospital de Enfermedades Infecciosas de Novosibirsk con una forma grave. Ayer sufrí una tormenta de citoquinas, casi me rindo. “Gracias a Vector por la vacuna milagrosa. Un pulmón está completamente dañado”.
A pesar de las críticas a la vacuna por parte de expertos independientes, fue promovida personalmente por Vladimir Putin (aunque él mismo se vacunó con Sputnik), y los desarrolladores de EpiVac siguen promoviéndola como especialmente recomendada para las personas mayores y con problemas de salud, a pesar de que es en estos grupos donde la mortalidad por COVID es especialmente alta. Cientos de miles de personas que confiaron en las afirmaciones oficiales y creyeron que habían recibido protección contra el coronavirus siguen poniendo sus vidas en peligro mortal.
- El texto en inglés lo encuentras aquí:
Underground obtuvo el permiso para traducir y reproducir este reportaje publicado el pasado 5 de octubre.
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