Por Ángel Chávez y Ricardo Sánchez Hernández
A principios de noviembre pasado se llevó a cabo en La Haya, la capital neerlandesa, el reconocido festival de música experimental Le Guess Who? (LGW), con una participación nunca antes vista de artistas mexicanos.
En una entrevista publicada por Underground Periodismo, Emiliano Cruz, guitarrista de Luz, luz, luz!, uno de los proyectos invitados a Países Bajos, explicó meses antes del festival que la presentación de los mexicanos posiblemente impulsaría la escena de música experimental del país en dos direcciones: para atrapar público europeo nuevo, y para que los propios mexicanos descubran los sonidos que se están gestando en la capital.
Cuestionado sobre cómo acercarse a ese género -tan en auge en ciertos círculos que subsisten debajo de la espesa nata de música comercial-, Cruz respondió con el nombre de tres lugares en la Ciudad de México: 316centro, Jazzorca y Venas Rotas.
De aquella recomendación surge el interés de estos reporteros -ajenos a esa escena- por intentar reconstruir una noche musical en uno de esos “templos del experimental mexicano”: Venas Rotas.
CIUDAD DE MÉXICO.- Son diez minutos antes de las nueve, hora de la cita. En la fachada de piedra, sobre nuestras cabezas, se lee en un letrero Venas Rotas. Al interior se aprecia una tienda de discos como ya no suelen verse en nuestros días. Hay posters de legendarias bandas punks como The Clash, Dead Kennedys o Bikini Kill sobre los muros que rodean el área de los vinilos en venta, convenientemente ordenados por género. En la entrada hay una mampara con una consigna: “¡Palestina libre!”.
Los asistentes fueron llegando poco a poco. La entrada costó 120 pesos (6 euros más o menos). Aunque un discreto anuncio advertía que ese negocio no es un bar, había bebidas alcohólicas en venta. La gente charlaba mientras sostenía una lata de cerveza Victoria, un caballito de mezcal artesanal de Taxco, Guerrero, o una taza de café proveniente de Coatepec, la llamada “capital del café” en Veracruz.
A las nueve y media de la noche inició la presentación del dueto formado por la artista vocal y productora boliviana Yuko Cornale y la guitarrista mexicana Piaka Roela, ella armada con varias pedaleras de efectos y dos bocinas. Contrastaba el flujo de la voz de Yuko, que pasaba de lo armónico a lo gutural, con las estridencias de la guitarra.
Modestamente iluminado con dos reflectores de tonalidad cian y otro de luz cálida, el escenario fue rodeado por las personas que estaban dispersas en el estrecho espacio de la tienda de discos.
El lugar es pequeñito. El escenario sobre el que ambas improvisaban es en realidad una sección de piso despejada de muebles y otros objetos.
Posteriormente, pasadas las 10 de la noche, tocó el turno de improvisar al saxofonista Ernesto del Puerto y el baterista Dalí Sánchez, quienes lograron envolver al público en una atmósfera detonante. Los golpes de la batería resonaban en nuestros pechos mientras la intervención firme pero melodiosa del saxofón acompañaba los sobresaltos musicales.
Durante los momentos álgidos se podía observar esa sonrisa en la cara de los intérpretes que indicaba a los espectadores que la sinergia de la improvisación los había envuelto. De vez en cuando uno de los asistentes elevaba un vitoreo que se esparcía como virus.
El 316centro ha diversificado sus noches de música. Se trata de un departamento ubicado en el número 316 de la avenida Fray Servando Teresa de Mier, muy cerca de La Merced. Este lugar, descrito por sus páginas oficiales como una Galería Sonora, nació como un espacio donde “las condiciones fueran las que uno como músico o como público necesitan”, de acuerdo con una entrevista de Gibrana Cervantes para Indie Rocks!.
Venas Rotas, con domicilio en la calle Morelia 77 de la Roma Norte, nació en mayo de 2018 inspirado por un espacio llamado Vidas Subterráneas que pertenecía a los amigos de Víctor García Zapata, fundador de Venas Rotas. Tiene la particularidad de ser un espacio pequeño que también es tienda de discos. De acuerdo con una entrevista en Radio Educación, Víctor buscaba un espacio donde se hiciera sinergia entre las personas afines a la música, la contracultura y la política.
Jazzorca -dirigido por el multi-instrumentista Germán Bringas- es una historia distinta, pues se trata de uno de los lugares más emblemáticos de la escena. Con más de 29 años de trabajo, Jazzorca se convirtió en uno de los primeros lugares en dar lugar a la música experimental. Es todo un fenómeno histórico que ha visto pasar por sus paredes a una gran cantidad de artistas nacionales y extranjeros que ven la música con el mismo espíritu absolutamente libre que Germán.
La pausa para escuchar al siguiente concierto programado comenzó a prolongarse. Lo que ocurrió fue que ambos duetos retomaron el escenario para ejecutar una improvisación conjunta que arrancó una ola de aplausos.
La voz de Yuko Cornale hacía juego con la técnica de Ernesto, y la fuerza de Dalí Sánchez en la batería parecía fusionarse a la guitarra de Piaka Roela.
Yuko abrazaba el micrófono mientras cerraba los ojos para producir sonidos que por su variedad de tonos aparentaban caer del cielo pero también a veces emerger del infierno. Dalí Sánchez acompañaba cada golpe en la batería con movimientos de cabeza que gradualmente contagiaban al resto de su cuerpo.
Artistas y asistentes se unían en una misma entidad. Cuando los músicos terminaban de tocar se integraban al público para disfrutar de las actuaciones de sus colegas. Todos parecían conocerse ahí dentro, charlaban como si se conocieran desde hace tiempo.
Esa noche en Venas Rotas se podían sentir los lazos que se han construido dentro de la comunidad de música experimental. ¿Qué lleva a una veintena de personas a juntarse un miércoles por la noche para escuchar ruidos guturales y una batería que cimbra los cimientos del pequeño establecimiento? Seguro hay muchas respuestas, pero una de ellas seguro es la pasión.
Video realizado por Josué David Romero
Ángel Chávez y Ricardo Sánchez Hernández forman parte del programa de impulso a estudiantes de periodismo de Underground Periodismo Internacional.