No sé ustedes, pero en estos días me siento en una especie de cruda emocional ante tantos acontecimientos funestos que vienen sucediendo uno tras otro.
Como seguramente a muchos de los que conforman esta comunidad les pasó, la mañana del 6 de noviembre también a mí me sacudió. Una noche antes me fui a la cama con el deseo ferviente de que el pueblo americano no eligiera a Donald Trump como su nuevo (otra vez) presidente. Pero sucedió.
¡Qué ilusos fuimos al pensar que Kamala Harris podría ser ese caballo que alcanza y gana! Y aunque si somos honestos, para México el resultado de la elección en Estados Unidos no representaba gran diferencia, sí lo era para el mundo. Y mucho.
El desdén y desprecio que Trump y sus seguidores muestran por asuntos vitales para la humanidad como el cambio climático es para quitarnos el sueño a todos.