El pasado 29 de marzo Rusia anunció el repliegue de sus tropas en el área circundante a Kiev y la reducción “drástica” de las operaciones militares en la zona. Con ello, quedó al descubierto la barbarie y destrucción que el ejército ruso cometió en las semanas previas contra la población civil y la infraestructura vital de decenas de poblaciones ucranianas. Se habla de crímenes de guerra e incluso el gobierno del presidente Volodímir Zelenski acusa a Rusia de genocidio.
Hasta estos lugares recuperados por el ejército ucraniano ha logrado llegar la prensa, que da fe de los sucesos siniestros que ahí tuvieron lugar: ejecuciones sistemáticas de civiles: hombres, mujeres, niños y niñas; violaciones, torturas y la destrucción de zonas habitacionales, refugios, hospitales, y complejos deportivos y culturales.
Cristopher Rogel Blanquet es uno de cuando menos seis fotoperiodistas mexicanos que se encuentran en la zona. Todos, freelancers que se mueven con sus propios recursos y sin respaldo de algún gran medio.
“Estamos acá con nuestros propios medios. Yo estoy con otros tres compañeros y nos movemos como podemos: un día rentamos coche y conductor, otro día contamos con el apoyo de una especie de fixer que nos llevó a Bucha, otro más fue un ciudadano ucraniano quien nos llevó a Chernihov sin cobrarnos, hoy nos movimos en un servicio similar al del Uber”, explica sobre lo complicado que también resulta realizar su trabajo.
Underground Periodismo Internacional presenta esta serie fotográfica de Rogel Blanquet, para quien la guerra resulta un sinsentido: “Lo que he visto aquí es desolador. Me sorprende la capacidad destructiva que tiene la humanidad”.
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